15/03/2020, 19:29
Las alegrías de la vida no siempre vienen solas. A veces, vienen con otras. A veces, vienen con penas, o como en aquella ocasión, con un gran peso que caía sobre los hombros de ambos. De todos. Por eso, para Daruu era imposible celebrar nada, no ese día. Para colmo, aunque para el Hyūga tratar con Kokuō ya era como tratar con cualquier otro ser humano, se había convertido en tratar con una persona que te desprecia, y eso siempre era desagradable. La había dejado de ver como un monstruo. Como un bijū. Pero los humanos de rencor también entendían.
Por eso, quizás, no pudo prestarle toda la atención al ascenso de Ayame. Como no pudo su padre. Como no había podido Yui.
Daruu dominó su técnica ese mismo día, cuando el sol ya estaba poniéndose.
Pero las alegrías, a veces, no vienen solas. En aquella ocasión, venía con un enorme peso sobre sus hombros.
Y con una sensación horrible de soledad. A Daruu le gustaba estar sólo. Pero no sentirse solo.
Por eso, quizás, no pudo prestarle toda la atención al ascenso de Ayame. Como no pudo su padre. Como no había podido Yui.
Daruu dominó su técnica ese mismo día, cuando el sol ya estaba poniéndose.
Pero las alegrías, a veces, no vienen solas. En aquella ocasión, venía con un enorme peso sobre sus hombros.
Y con una sensación horrible de soledad. A Daruu le gustaba estar sólo. Pero no sentirse solo.