19/03/2020, 22:01
—¡Alehop! Perfecto. Siempre estira después de los entrenamientos, Takumi, no vaya a ser que una contractura te deje de baja unos días. —Se rió. —Venga va, vámonos al sitio este que te dije, que ya me rugen las tripas.
—Lo tendré presente en el futuro. —Contestó a la recomendación de su maestra. Luego se llevó la mano a la barriga. —Si, la verdad es que estoy que me muero de hambre.
El camino fue tranquilo, en un momento un par de ninjas se acercaron a ellos y preguntaron a la pelirroja si Takumi era su alumno. Su resuesta vino acompañada de una leve expresión de incomodidad cuando sacaron el tema. «No tiene que ser sencillo que todo el mundo se sorprenda de verla ejerciendo de shinobi sin un brazo... ¡Y no entiendo por qué! ¡Pese a que le falte un brazo es una kunoichi espectacular! Ojalá estar a su nivel algún día.»
Sin ninguna incidencia más llegaron a un establecimiento que contrastaba con la arquitectura oriunda del Remolino. Puertas automáticas de cristal, un gran cartel de neón...
—¡Buenas tardes!
—Hola buenos días. —Saludó educadamente.
—¡Bienvenidos! —Saludó la dependienta. —¡Junko-san, bienvenida! Hoy el maestro Kenshin está preparando un sashimi de salmón delicioso, ¡tu favorito! —«Parece que es una habitual del local, tiene conocidos por todas partes.»
La Uzumaki celebro esta noticia efusivamente y procedió a sentarse. El kazejin entonces se sentó frente a su sensei en aquella mesa.
—¿Qué toman para beber? La bebida no está en el buffet. —Preguntó un camarero.
—Yo tomaré agua, muchas gracias. —El sitio barato precisamente no parecía, por lo que el genin no quería pedir algo que se pudiera salir de presupuesto, ya que quien pagaba era la chūnin.
—Lo tendré presente en el futuro. —Contestó a la recomendación de su maestra. Luego se llevó la mano a la barriga. —Si, la verdad es que estoy que me muero de hambre.
El camino fue tranquilo, en un momento un par de ninjas se acercaron a ellos y preguntaron a la pelirroja si Takumi era su alumno. Su resuesta vino acompañada de una leve expresión de incomodidad cuando sacaron el tema. «No tiene que ser sencillo que todo el mundo se sorprenda de verla ejerciendo de shinobi sin un brazo... ¡Y no entiendo por qué! ¡Pese a que le falte un brazo es una kunoichi espectacular! Ojalá estar a su nivel algún día.»
Sin ninguna incidencia más llegaron a un establecimiento que contrastaba con la arquitectura oriunda del Remolino. Puertas automáticas de cristal, un gran cartel de neón...
—¡Buenas tardes!
—Hola buenos días. —Saludó educadamente.
—¡Bienvenidos! —Saludó la dependienta. —¡Junko-san, bienvenida! Hoy el maestro Kenshin está preparando un sashimi de salmón delicioso, ¡tu favorito! —«Parece que es una habitual del local, tiene conocidos por todas partes.»
La Uzumaki celebro esta noticia efusivamente y procedió a sentarse. El kazejin entonces se sentó frente a su sensei en aquella mesa.
—¿Qué toman para beber? La bebida no está en el buffet. —Preguntó un camarero.
—Yo tomaré agua, muchas gracias. —El sitio barato precisamente no parecía, por lo que el genin no quería pedir algo que se pudiera salir de presupuesto, ya que quien pagaba era la chūnin.