23/03/2020, 14:52
—Claro, por supuesto, Eri-sensei. Ahí estaré, a primera hora, a primera hora de la noche, claro, jeje.
Eri asintió y se estiró para levantarse después, dispuesta a coger el sueño tapada con las sábanas de su cama. No durmió mucho aquella noche, pero sí lo necesario para tener fuerzas en las piernas y proseguir con su viaje al Valle de los Dojos. Junto con su pupila, nerviosa e intrigada por lo que allí la esperaba, no tardaron en llegar.
Aquella misma noche, cuando ya se habían instalado y poco les faltaba para poder dormir y estar preparadas para el día siguiente, donde comenzaría por fin su estancia prolongada en los Dojos hasta que concluyera el torneo, Hana se acercó a su habitación tal y como habían acordado, aquella noche hablarían de lo que ella había prometido.
— ¿Eri-sensei?
—Pasa, pasa —indicó cuando reconoció la voz de su pupila—. ¿Cómo estás, Hana? ¿Cansada del viaje? —preguntó, interesándose por el estado de la rubia.
Eri asintió y se estiró para levantarse después, dispuesta a coger el sueño tapada con las sábanas de su cama. No durmió mucho aquella noche, pero sí lo necesario para tener fuerzas en las piernas y proseguir con su viaje al Valle de los Dojos. Junto con su pupila, nerviosa e intrigada por lo que allí la esperaba, no tardaron en llegar.
Aquella misma noche, cuando ya se habían instalado y poco les faltaba para poder dormir y estar preparadas para el día siguiente, donde comenzaría por fin su estancia prolongada en los Dojos hasta que concluyera el torneo, Hana se acercó a su habitación tal y como habían acordado, aquella noche hablarían de lo que ella había prometido.
— ¿Eri-sensei?
—Pasa, pasa —indicó cuando reconoció la voz de su pupila—. ¿Cómo estás, Hana? ¿Cansada del viaje? —preguntó, interesándose por el estado de la rubia.