25/03/2020, 13:59
Los perros alertaron la llegada de ambos shinobis; Ren caminaba con un paso torpe, dolorida con una mano ahora sobre el costado, utilizó además su bokken a modo de muleta, para no entorpecer la marcha. Lo único en lo que debería pensar, es en que no tuviera un hueso partido o algo peor; pero empezaba a nublarse su juicio por el dolor; cuando estuvieron más cerca, aquellos caninos se calmaron, apoyándose sobre las vallas y moviendo la cola en gesto de felicidad por volver a verlos, pero la kunoichi de la lluvia no pudo evitar esbozar un gesto de desagrado hacia estos, que seguramente no comprenderían.
— Sea lo que sea, deberíamos seguramente informar a la Arashikage cuando volvamos; si hay más bestias como aquella deambulando por aquí... — poco después, el hombre que les había metido en aquel aprieto, salió de su cabaña, visiblemente pasmado. — Tú... ¡Pedazo de cabrón! ¡Nos debes una explicación!
Estaba claro que había traicionado su confianza; Ren destacaba por dar el beneficio de la duda, que todo el mundo podría equivocarse, pero parece que había comenzado a heredar la intolerancia de Oda por las traiciones y las mentiras.
— Sea lo que sea, deberíamos seguramente informar a la Arashikage cuando volvamos; si hay más bestias como aquella deambulando por aquí... — poco después, el hombre que les había metido en aquel aprieto, salió de su cabaña, visiblemente pasmado. — Tú... ¡Pedazo de cabrón! ¡Nos debes una explicación!
Estaba claro que había traicionado su confianza; Ren destacaba por dar el beneficio de la duda, que todo el mundo podría equivocarse, pero parece que había comenzado a heredar la intolerancia de Oda por las traiciones y las mentiras.