27/03/2020, 19:44
La energía seguía recorriéndola, revitalizándola lentamente. La visión comenzó a aclararse a través de la niebla de sus iris, y ante sus ojos se dibujaron los rasgos del rostro de su padre y, algo más allá, un águila gigante de pico dorado y plumas pardas. Ayame, profundamente avergonzada, alzó un tembloroso brazo y se cubrió los ojos con el antebrazo.
—Hay que ver, después de todo, sigues siendo un sentimental y un flojeras —graznó el águila, burlona, pero Ayame no reconoció su voz—. ¿Dónde está Zetsuo, la Luna Azul de Amegakure, el Hombre de Hierro?
—Todo el mundo tiene una debilidad —replicó Zetsuo, malhumorado—. La mía es mi familia. Por eso haré que sean cien veces más fuerte que yo.
La energía dejó de fluir por su cuerpo en ese instante, y Ayame no pudo contenerse por más tiempo. Se mordió el labio inferior y apretó el puño con fuerza. Una gota de lluvia se deslizó por su mejilla. ¿O había sido una lágrima?
—Hay que ver, después de todo, sigues siendo un sentimental y un flojeras —graznó el águila, burlona, pero Ayame no reconoció su voz—. ¿Dónde está Zetsuo, la Luna Azul de Amegakure, el Hombre de Hierro?
—Todo el mundo tiene una debilidad —replicó Zetsuo, malhumorado—. La mía es mi familia. Por eso haré que sean cien veces más fuerte que yo.
La energía dejó de fluir por su cuerpo en ese instante, y Ayame no pudo contenerse por más tiempo. Se mordió el labio inferior y apretó el puño con fuerza. Una gota de lluvia se deslizó por su mejilla. ¿O había sido una lágrima?