29/03/2020, 23:44
Juro se sentía muy cansado. Regresaron sin mediar más que unas pocas palabras — sobre cosas banales como los puestos, la calle o el tiempo— y pasaron por un puesto, dónde Kazuma arrasó con los bollos. Juro solamente cogió 2. En circustancias normales, se habría quedado con hambre. Pero todo lo que había pasado le había revuelto el estómago.
Cuando llegaron, y antes de tirarse a la cama, Kazuma le dijo algo.
—Buenas noches, sensei Y gracias por lo de hoy..., por contarme aquello.
— Lo he hecho porque confío en ti. Confío también en que no divulgaras una información tan importante — dijo Juro. Acto seguido, se relajó un poco —. Buenas noches, Kazuma-kun.
Juro se tumbó en la cama, y un pensamiento asaltó su mente antes de dormir.
« ¿Debería preguntarle a Datsue cómo está? » — pensó para sí, pero descartó la idea. Estaba muy cansado y él tampoco había intentado comunicarse con él. Probablemente estaría a su bola. No le pasaba desapercibido que el chico era, más bien, un lobo algo solitario y que parecía querer pasar tiempo a solas. No le iba a atosigar.
A la mañana siguiente, la noticia les llegó a través de la ciudad: la siguiente prueba se adelantaba, sin cumplir las 24 horas que supuestamente iban a hacerse. Kazuma y Juro tuvieron que prepararse a toda prisa, y el chico ni si quiera pensó en el desayuno. Afortunadamente, lograron dos puestos en la tribuna para poder ver el espectáculo bien. Para su desgracia, el estómago le rugía: consecuencias de tampoco haber cenado bien anoche.
—¿No son demasiados puestos?
Lo cierto es que Juro también se lo preguntaba, así que simplemente, se encogió de hombros. Hoy en la arena había multitud de equipos, herramientas, correas, engranajes... también pudo notar la falta de participantes respecto a la anterior prueba. Juro suspiró, pensando en qué consistiría la de hoy. El representante en este caso parecía ser el encargado de material: un académico con pintas de científico, con mucha altaneria, que amenazó a los participantes en cuanto tuvo la ocasión. La prueba, en general, parecía ser sencilla: con el material que les habían dado, debían de construir una palaquilla.
Juro activó, disimuladamente, el sello, para que también pudiera escucharle Datsue.
— La prueba parece muy sencilla. Debe de haber alguna trampa — murmuró Juro —. Espero que Datsue sea consciente y tenga cuidado. La palanquilla será lo de menos.
Cuando llegaron, y antes de tirarse a la cama, Kazuma le dijo algo.
—Buenas noches, sensei Y gracias por lo de hoy..., por contarme aquello.
— Lo he hecho porque confío en ti. Confío también en que no divulgaras una información tan importante — dijo Juro. Acto seguido, se relajó un poco —. Buenas noches, Kazuma-kun.
Juro se tumbó en la cama, y un pensamiento asaltó su mente antes de dormir.
« ¿Debería preguntarle a Datsue cómo está? » — pensó para sí, pero descartó la idea. Estaba muy cansado y él tampoco había intentado comunicarse con él. Probablemente estaría a su bola. No le pasaba desapercibido que el chico era, más bien, un lobo algo solitario y que parecía querer pasar tiempo a solas. No le iba a atosigar.
A la mañana siguiente, la noticia les llegó a través de la ciudad: la siguiente prueba se adelantaba, sin cumplir las 24 horas que supuestamente iban a hacerse. Kazuma y Juro tuvieron que prepararse a toda prisa, y el chico ni si quiera pensó en el desayuno. Afortunadamente, lograron dos puestos en la tribuna para poder ver el espectáculo bien. Para su desgracia, el estómago le rugía: consecuencias de tampoco haber cenado bien anoche.
—¿No son demasiados puestos?
Lo cierto es que Juro también se lo preguntaba, así que simplemente, se encogió de hombros. Hoy en la arena había multitud de equipos, herramientas, correas, engranajes... también pudo notar la falta de participantes respecto a la anterior prueba. Juro suspiró, pensando en qué consistiría la de hoy. El representante en este caso parecía ser el encargado de material: un académico con pintas de científico, con mucha altaneria, que amenazó a los participantes en cuanto tuvo la ocasión. La prueba, en general, parecía ser sencilla: con el material que les habían dado, debían de construir una palaquilla.
Juro activó, disimuladamente, el sello, para que también pudiera escucharle Datsue.
— La prueba parece muy sencilla. Debe de haber alguna trampa — murmuró Juro —. Espero que Datsue sea consciente y tenga cuidado. La palanquilla será lo de menos.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60