31/03/2020, 02:09
Allí estaba el ninja de Uzushio, con todo a su disposición, pero sin la certeza de como iniciar. Por suerte, la mayoría de los otros participantes ya habían comenzado a moverse: algunos examinaban aquellas maquinas que les resultaban incompresibles, mientras que otros ya habían comenzado a trabajar en ellas.
La prueba consistía en utilizar un trozo de metal crudo para formar un lingote de acero con el cual poder forjar posteriormente. Sin embargo, había otro aspecto que tendrían que enfrentar los competidores: el ajustar las máquinas y hacerlas trabajar de manera adecuada, pues necesitarían cumplir con el famoso triangulo de la palanquilla. Dicho triangulo consistía en el equilibrio perfecto entre la temperatura de la fragua, el ritmo de trabajo del martillo y el tiempo que debía pasar entre ambos sitios. Los primeros dos aspectos eran dos partes del triángulo que cualquier herrero debía conocer para hallar la más grande e importante, que era la tercera.
¿Qué tan importante era esta relación? Una pregunta que varios herreros presurosos contestaron a un alto precio. Hubo algunos que dejaron el metal demasiado tiempo en la forja, provocando que este se derritiese; mientras que otros lo dejaron muy poco, provocando que siguiese frio y duro en el centro. Los que se atrevieron a llevar su palanquilla así al martillo pilón, se encontraban con otros dos posibles desastres: su metal estaba tan blando que se deshacía en una lámina, o estaba tan duro que se resquebrajaba.
Datsue tenía dos ventajas: la primera era que contaba con un material de primera calidad, con el cual no tendría que jugársela al momento de forjar. La segunda era que entre las herramientas había una pequeña tarjeta de cobre con algunas especificaciones sobre la forja del ferro-carbono que algunos habían ganado en la primera ronda. Aquella tarjeta grabada indicaba que la temperatura debía estar entre los 800 y 1000 grados y que con este rango de temperaturas el ciclo de trabajo de la prensa debía ser 60% y 40%.
La prueba consistía en utilizar un trozo de metal crudo para formar un lingote de acero con el cual poder forjar posteriormente. Sin embargo, había otro aspecto que tendrían que enfrentar los competidores: el ajustar las máquinas y hacerlas trabajar de manera adecuada, pues necesitarían cumplir con el famoso triangulo de la palanquilla. Dicho triangulo consistía en el equilibrio perfecto entre la temperatura de la fragua, el ritmo de trabajo del martillo y el tiempo que debía pasar entre ambos sitios. Los primeros dos aspectos eran dos partes del triángulo que cualquier herrero debía conocer para hallar la más grande e importante, que era la tercera.
¿Qué tan importante era esta relación? Una pregunta que varios herreros presurosos contestaron a un alto precio. Hubo algunos que dejaron el metal demasiado tiempo en la forja, provocando que este se derritiese; mientras que otros lo dejaron muy poco, provocando que siguiese frio y duro en el centro. Los que se atrevieron a llevar su palanquilla así al martillo pilón, se encontraban con otros dos posibles desastres: su metal estaba tan blando que se deshacía en una lámina, o estaba tan duro que se resquebrajaba.
Datsue tenía dos ventajas: la primera era que contaba con un material de primera calidad, con el cual no tendría que jugársela al momento de forjar. La segunda era que entre las herramientas había una pequeña tarjeta de cobre con algunas especificaciones sobre la forja del ferro-carbono que algunos habían ganado en la primera ronda. Aquella tarjeta grabada indicaba que la temperatura debía estar entre los 800 y 1000 grados y que con este rango de temperaturas el ciclo de trabajo de la prensa debía ser 60% y 40%.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)