1/04/2020, 16:58
El gran día había empezado tal y como lo imaginaba de hace un par de años. La organización envió un grupo de trabajadores para escoltarnos hasta el estadio donde se iban a celebrar los combates. No sabíamos nada, todo para ir creando expectación y para los participantes para que no supieran quienes iban a ser sus rivales, para así poder entrenar en posibles estrategias. La primera impresión sería la que dictaminase la reacción que pudiéramos tener. Y las estrategias deberían ser elaboradas sobre la marcha.
Me metieron en una sala pequeña en la que no habían demasiados lujos, pero sí algo para ir picando y agua. Estaban encima de una mesa y a su lado una silla para que uno pudiera relajarse.
— ¿Estás listo?
Kumopansa, encima de la mesa, también parecía algo nerviosa. Mis rostro se mostraba algo serio, la verdad es que no las tenía todas conmigo mismo.
— Qué remedio. Si al menos supiéramos contra quién vamos a tener que luchar...
Y de pronto, como el que no quiere la cosa, la puerta se abrió y resonó mi nombre. Había llegado nuestro momento. Di un último sorbo al vaso de agua y crucé el umbral de la puerta, intentando dejar atrás las dudas propias de los nervios que recorrían todo mi cuerpo. Una vez dentro, el estadio vería un tipo vestido de arriba a abajo de negro y que lucía una capucha, tan solo dejaba entrever su rubio platino por la trenza que caía por uno de los hombros y por la araña que se posaba encima de su cabeza, la cual también era negra pero sus ojos y su marca carmesí resaltaban.
— Está bien. Hagámoslo
Vi el colorido que diferenciaban las distintas gradas. Rojo, azul y verde denotaban cuales eran las hinchadas de una aldea y otra Aunque se podría decir un poco lo mismo de sus miradas. Mientras que los verdes me miraban con esperanza, los otros dos lo hacían con la rabia propia del odio. Había una cuarta sección que miraba curiosa, aquella era la delegación de los neutrales.
— Piensa que se trata de Jurete. Quien sabe, igual ande por aquí
Sin duda, aquella araña sabía cómo encenderme. De hecho dio en el blanco. Mis orbes doradas, parecían empezar a chisporrotear y a brillar, observando la puerta del otro lado de la arena, esperando para ver a mi rival.
Me metieron en una sala pequeña en la que no habían demasiados lujos, pero sí algo para ir picando y agua. Estaban encima de una mesa y a su lado una silla para que uno pudiera relajarse.
— ¿Estás listo?
Kumopansa, encima de la mesa, también parecía algo nerviosa. Mis rostro se mostraba algo serio, la verdad es que no las tenía todas conmigo mismo.
— Qué remedio. Si al menos supiéramos contra quién vamos a tener que luchar...
Y de pronto, como el que no quiere la cosa, la puerta se abrió y resonó mi nombre. Había llegado nuestro momento. Di un último sorbo al vaso de agua y crucé el umbral de la puerta, intentando dejar atrás las dudas propias de los nervios que recorrían todo mi cuerpo. Una vez dentro, el estadio vería un tipo vestido de arriba a abajo de negro y que lucía una capucha, tan solo dejaba entrever su rubio platino por la trenza que caía por uno de los hombros y por la araña que se posaba encima de su cabeza, la cual también era negra pero sus ojos y su marca carmesí resaltaban.
— Está bien. Hagámoslo
Vi el colorido que diferenciaban las distintas gradas. Rojo, azul y verde denotaban cuales eran las hinchadas de una aldea y otra Aunque se podría decir un poco lo mismo de sus miradas. Mientras que los verdes me miraban con esperanza, los otros dos lo hacían con la rabia propia del odio. Había una cuarta sección que miraba curiosa, aquella era la delegación de los neutrales.
— Piensa que se trata de Jurete. Quien sabe, igual ande por aquí
Sin duda, aquella araña sabía cómo encenderme. De hecho dio en el blanco. Mis orbes doradas, parecían empezar a chisporrotear y a brillar, observando la puerta del otro lado de la arena, esperando para ver a mi rival.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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