3/04/2020, 16:18
Entonces se dio cuenta. Lo que antes había sido aquel Mono no era más que pedazos de madera desparramados por el suelo de la plataforma. Ranko se afligió, y mas aún al ver que la plataforma en sí había quedado destrozada en una sección gracias a su Doton. Tragó saliva.
—¡L-lo siento! N-no quise… No fue mi in… ¡P-perdón por haberla roto! —Ranko le dedicó una reverencia, una muy rápida y poco profunda, sin despegar sus ojos del chico.
Le hacía sentir mal haber destrozado algo que parecía valioso. ¡La marioneta de un marionetista! ¡Era como si le rompiesen las piernas a Ranko! Se le hizo un nudo en la garganta y tosió varias veces. Genial. Ahora se sentía mal tanto por el humo inhalado como por el haber destruido propiedad ajena.
El chico, sin embargo, no perdió tiempo en lamentarse, y sacó dos shuriken que ató con ¿hilos? y los lanzó hacia la chica.
”¿Estaré en lo cierto? Debo de ser precavida. ¡Tal vez tiene otra marioneta sellada, tal como sacó la primera!” Llevó su mano izquierda a su portaobjetos y la derecha a su wakizashi. Sacó un kunai y desenvainó su espada.
—Sagisō Ranko —dijo, lo suficientemente alto como para que el chico escuchara. Los kunais que él había mandado hicieron un giro un instante antes de alcanzarla, e intentaron clavársele por ambos lados. Gracias a que Ranko era igual de hábil con ambas manos, no le costó mucho bloquear ambos armas con las suyas —. Creo… Creo que no e-escuché su nombre, M-Marionetista-san. —Luego dio un paso y, girando sus armas, golpeó con dos mandobles. Intentaba cortar aquellos hilos que unían las herramientas con el marionetista. No estaba cien por ciento segura de poder hacerlo. ¿Puede cortarse el chakra? Creía que sí.
Luego comenzó a correr hacia él. Envainó su wakizashi, pero mantuvo el kunai en la siniestra, sólo por si acaso. Al llegar a él, lanzaría una patada hacia su cara con su izquierda, moviendo su pierna de un lado a otro. Al girar, bajaría su pierna, daría un paso y lanzaría una patada frontal con la misma pierna, dirigida al estómago del chico. Aunque el malestar del veneno no se iba ni de su cabeza, Ranko podría mantenerse lo suficientemente atenta para intentar bloquear ataques con otras armas, pues mantenía el kunai firmemente en ristre.
—¡L-lo siento! N-no quise… No fue mi in… ¡P-perdón por haberla roto! —Ranko le dedicó una reverencia, una muy rápida y poco profunda, sin despegar sus ojos del chico.
Le hacía sentir mal haber destrozado algo que parecía valioso. ¡La marioneta de un marionetista! ¡Era como si le rompiesen las piernas a Ranko! Se le hizo un nudo en la garganta y tosió varias veces. Genial. Ahora se sentía mal tanto por el humo inhalado como por el haber destruido propiedad ajena.
El chico, sin embargo, no perdió tiempo en lamentarse, y sacó dos shuriken que ató con ¿hilos? y los lanzó hacia la chica.
”¿Estaré en lo cierto? Debo de ser precavida. ¡Tal vez tiene otra marioneta sellada, tal como sacó la primera!” Llevó su mano izquierda a su portaobjetos y la derecha a su wakizashi. Sacó un kunai y desenvainó su espada.
—Sagisō Ranko —dijo, lo suficientemente alto como para que el chico escuchara. Los kunais que él había mandado hicieron un giro un instante antes de alcanzarla, e intentaron clavársele por ambos lados. Gracias a que Ranko era igual de hábil con ambas manos, no le costó mucho bloquear ambos armas con las suyas —. Creo… Creo que no e-escuché su nombre, M-Marionetista-san. —Luego dio un paso y, girando sus armas, golpeó con dos mandobles. Intentaba cortar aquellos hilos que unían las herramientas con el marionetista. No estaba cien por ciento segura de poder hacerlo. ¿Puede cortarse el chakra? Creía que sí.
Luego comenzó a correr hacia él. Envainó su wakizashi, pero mantuvo el kunai en la siniestra, sólo por si acaso. Al llegar a él, lanzaría una patada hacia su cara con su izquierda, moviendo su pierna de un lado a otro. Al girar, bajaría su pierna, daría un paso y lanzaría una patada frontal con la misma pierna, dirigida al estómago del chico. Aunque el malestar del veneno no se iba ni de su cabeza, Ranko podría mantenerse lo suficientemente atenta para intentar bloquear ataques con otras armas, pues mantenía el kunai firmemente en ristre.
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