4/04/2020, 02:35
Como había señalado el marionetista, Datsue había sido lo suficientemente perspicaz como para desentramar el misterio de la prueba. Sin embargo, en este shinobi se presentaba una dualidad curiosa: se podría decir que poseía un amorío con la diosa de la fortuna, y que los cielos equilibraban aquello haciendo que el resto de los mortales tuviese facilidad para odiarle… o para joderle la paciencia.
En las otras forjas los competidores trabajaban afanados, y puede que haberse quitado un peso de encima con lo de la prueba le ayudase a mirar a su alrededor y notar que varios de los otros puestos estaban ocupados por más de una persona. Eso era porque no todos los participantes eran lobos solitarios, sino que muchos de ellos representaban a herrerías o grupos relacionados con la metalurgia, por lo que el trabajo en equipo siempre era una opción.
Datsue, por su parte, había hallado la pieza faltante del triángulo, aquella que le indicaba que el tiempo clave eran 961 segundos, o 16 minutos; que eran los ciclos de tiempo que debía permanecer en cada máquina hasta que creyese que había logrado la consistencia perfecta.
Sin duda, Datsue no perdería tiempo y comenzaría a trabajar; al igual que no cabía duda de que descifraría como hacer funcionar las maquinas, eso era parte de su entrenamiento. Sin embargo, luego de un rato podría notar algo raro cuando cambiaba de estación: la fragua se apagaba o aumentaba de temperatura… Puede que el indicador se estuviese volviendo loco o podía tratarse de algún descuido… Lo cierto es que necesitaba corregir eso pronto o el ciclo térmico de la palanquilla sería un desastre.
En las otras forjas los competidores trabajaban afanados, y puede que haberse quitado un peso de encima con lo de la prueba le ayudase a mirar a su alrededor y notar que varios de los otros puestos estaban ocupados por más de una persona. Eso era porque no todos los participantes eran lobos solitarios, sino que muchos de ellos representaban a herrerías o grupos relacionados con la metalurgia, por lo que el trabajo en equipo siempre era una opción.
Datsue, por su parte, había hallado la pieza faltante del triángulo, aquella que le indicaba que el tiempo clave eran 961 segundos, o 16 minutos; que eran los ciclos de tiempo que debía permanecer en cada máquina hasta que creyese que había logrado la consistencia perfecta.
Sin duda, Datsue no perdería tiempo y comenzaría a trabajar; al igual que no cabía duda de que descifraría como hacer funcionar las maquinas, eso era parte de su entrenamiento. Sin embargo, luego de un rato podría notar algo raro cuando cambiaba de estación: la fragua se apagaba o aumentaba de temperatura… Puede que el indicador se estuviese volviendo loco o podía tratarse de algún descuido… Lo cierto es que necesitaba corregir eso pronto o el ciclo térmico de la palanquilla sería un desastre.
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Desde las gradas se apreciaba una perspectiva diferente. Quizá fuese porque Juro era un experimentado usuario del elemento viento o porque su estado y posición le permitían estar más alerta que el resto. Lo cierto es que, luego de un tercer y frustrante apagón, podría notar que había sido obra de un jutsu de dicho elemento, ejecutado cuando su amigo cambiaba de estación. Otra cosa que le quedaría claro, es que el saboteador debía de estar cerca para producir una técnica con tanta precisión y sigilo.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)