5/04/2020, 16:58
Parecía ser que Eri había estado buscando a Akame por su cuenta. «Peligroso... pero entiendo que se sienta traicionada.» Ella más que nadie, como Datsue, como todos sus compatriotas de Uzushiogakure.
—Pero bueno, al igual que con Ayame, seguro que necesitaré ayuda para darle caza, que, hablando de ello... —miró a Daruu—. ¿Crees que hice daño a Ayame o a... ¿Kokuo? ¿Gobi? Perdón, todavía no sé cómo debería llamarlo, ¿o llamarla? La verdad es que solo quería que Ayame estuviera bien...
Daruu suspiró.
—No creo que esa pequeña emboscada a las afueras de la villa vaya a cambiar mucho la opinión que tenga Kokuō sobre ti —dijo—, o sobre los humanos en general. Son siglos de desconfianza. Con los únicos que parece tener algo más de cariño es con nosotros do... bueno, con Ayame. La muy hija de puta me trata como el culo.
Miró a Eri a los ojos.
»Pero, ¿sabes qué, Eri? He tenido tiempo de aprender mucho sobre los bijū. Y creo que no me trata muy distinto de lo que me trataría cualquier otro humano, incluso de mi villa. A veces creo que le gusta molestarme. Yo diría incluso que me trata mejor que Zetsuo. ¡Pero me duele!
»¡Yo también he arriesgado mucho para ayudarla! ¡Yo la apoyé cuando estaba secuestrando el cuerpo de Ayame! ¡No tenía por qué hacerlo! ¡Podría haberle confesado todo a Yui y no lo hice! ¡Arriesgué mi pellejo! ¡Y para qué, Eri, para qué! —Daruu le dio un buen trago a su refresco, como si fuera un borracho en un bar bebiéndose todo el botellín de cerveza de golpe. Solo que no era cerveza, era Ame-Cola—. ¡Para que me tire una bijūdama en la frente, que es lo que hizo, no! Psché, ella y Ayame parecen amigas de toda la vida ya, pero a mí me sigue llamando humano. —Y así como si nada, Daruu le decía a Eri que el Gobi le había lanzado una bijūdama. Pero Daruu estaba ahí, de pie, vivito y coleando. Claro que había omitido que el disparo midió menos de tres centímetros de diámetro y que se sintió como una picadura de mosquito.
—Pero bueno, al igual que con Ayame, seguro que necesitaré ayuda para darle caza, que, hablando de ello... —miró a Daruu—. ¿Crees que hice daño a Ayame o a... ¿Kokuo? ¿Gobi? Perdón, todavía no sé cómo debería llamarlo, ¿o llamarla? La verdad es que solo quería que Ayame estuviera bien...
Daruu suspiró.
—No creo que esa pequeña emboscada a las afueras de la villa vaya a cambiar mucho la opinión que tenga Kokuō sobre ti —dijo—, o sobre los humanos en general. Son siglos de desconfianza. Con los únicos que parece tener algo más de cariño es con nosotros do... bueno, con Ayame. La muy hija de puta me trata como el culo.
Miró a Eri a los ojos.
»Pero, ¿sabes qué, Eri? He tenido tiempo de aprender mucho sobre los bijū. Y creo que no me trata muy distinto de lo que me trataría cualquier otro humano, incluso de mi villa. A veces creo que le gusta molestarme. Yo diría incluso que me trata mejor que Zetsuo. ¡Pero me duele!
»¡Yo también he arriesgado mucho para ayudarla! ¡Yo la apoyé cuando estaba secuestrando el cuerpo de Ayame! ¡No tenía por qué hacerlo! ¡Podría haberle confesado todo a Yui y no lo hice! ¡Arriesgué mi pellejo! ¡Y para qué, Eri, para qué! —Daruu le dio un buen trago a su refresco, como si fuera un borracho en un bar bebiéndose todo el botellín de cerveza de golpe. Solo que no era cerveza, era Ame-Cola—. ¡Para que me tire una bijūdama en la frente, que es lo que hizo, no! Psché, ella y Ayame parecen amigas de toda la vida ya, pero a mí me sigue llamando humano. —Y así como si nada, Daruu le decía a Eri que el Gobi le había lanzado una bijūdama. Pero Daruu estaba ahí, de pie, vivito y coleando. Claro que había omitido que el disparo midió menos de tres centímetros de diámetro y que se sintió como una picadura de mosquito.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)