6/04/2020, 15:24
(Última modificación: 6/04/2020, 16:00 por Inuzuka Etsu. Editado 4 veces en total.
Razón: Más codes rotos... :C
)
En la acometida, Akane falló el primer intento de golpeo, pero ésto abrió una brecha para que Etsu pudiese recortar las distancias para con su oponente, y lanzar un segundo ataque. Por desgracia, el bichejo que tenía su compañero de aldea sobre la cabeza había saltado directo hacia Akane, concretamente hacia su pierna, donde le propinó un mordisco. Akane se sorprendió, no esperaba que ese bicho con patas se atreviese a participar activamente en la pelea, y mucho menos que se atreviese a morderle...
—¿¡Rrrrserá...!? ¿¡Rreeese bicho me ha morldido!? —se quejó tras que una leve nube de humo revelase de nuevo su verdadero aspecto canino.
Pero Etsu no estaba en ese preciso momento para ponerse a charlar, lanzaba una patada vertical directa al torso de su oponente, Yota. Éste no pareció ni querer esquivar, en su lugar un destelleante resplandor surgió de su brazo diestro. Si el Inuzuka mal no pronosticaba, su oponente querría esquivar en última instancia y golpearlo. Rápidamente adelantó su brazo izquierdo, y optó por lo más obvio, proteger su rostro con un movimiento rotativo. Lo que nunca esperó el rastas era que su oponente no intentase siquiera evitar el golpe, lo asumió en lo que lanzaba el propio. El impacto del suyo iba directo hacia el mentón del Inuzuka, pero con la protección el golpe se desviaría y golpearía su torso. El leñazo fue mucho mas grande de los esperado, ni habiéndose defendido había podido evitar del todo el golpe. Pero tampoco era algo sorprendente del todo, no había tenido mucho más tiempo de actuación.
—¡Tsk!
El rastas salió despedido unos metros hacia el flanco, mientras que Yota lo hizo en el sentido contrario. Habían intercambiado los primeros golpes, y había salido perdiendo. Pero Yota no iba a respirar ni un solo segundo, eso estaba claro, en lo que se reincorporaba Etsu, su compañero ya había lanzado la siguiente ofensiva. No se esperó siquiera a que Etsu estuviese con él, o a ver si había ganado o no el intercambio de golpes. Tan pronto como se habían separado, Akane giró sobre sí mismo como un huracán, lanzando sus garras en todas direcciones así como lanzando bocados. Se convirtió literalmente en una vorágine de garras y dientes, que avanzó brutalmente hacia Yota, casi como si se tratase de un colmillo blanco. Su blanco era algo difuso, pues no diferenciaría entre Yota y el arácnido, arrasaría con ambos.
«Así que usuario de elemento rayo....»
—Buen puñetazo, sí señor.
El rastas tampoco perdería demasiado tiempo, tras recuperarse, volvió a tomar la guardia y salió de nuevo a la ofensiva, como bien había hecho Akane. Sin esperar a ver si su compañero tenía el resultado esperado, arrasar con su oponente y la araña, corrió en busca de la posible evasión de Yota. Sin demora, saltaría buscándolo de nuevo, no quería dejarlo respirar.
—¡Mi turno! —bramó.
Con las mismas, lanzaría un tremendo puñetazo a su oponente, directo desde su diestra al torso de su antagonista. Akane por su parte, tras el golpe tomaría distancias con Yota, después de todo se sentiría algo mareado por la combinación de los giros y el veneno. Etsu sin embargo, tras lanzar el puñetazo, alzaría de nuevo la guardia. El Inuzuka estaba disfrutando el momento, aunque en un principio dudó de ello.
Quizás su mentalidad cambiase después de que su corazón dejase de bombear tanta adrenalina y regresase a la realidad. Esa triste y negativa realidad que le sentenciaba a sufrir un sinfín de torturas mentales en caso de perder.
—¿¡Rrrrserá...!? ¿¡Rreeese bicho me ha morldido!? —se quejó tras que una leve nube de humo revelase de nuevo su verdadero aspecto canino.
Pero Etsu no estaba en ese preciso momento para ponerse a charlar, lanzaba una patada vertical directa al torso de su oponente, Yota. Éste no pareció ni querer esquivar, en su lugar un destelleante resplandor surgió de su brazo diestro. Si el Inuzuka mal no pronosticaba, su oponente querría esquivar en última instancia y golpearlo. Rápidamente adelantó su brazo izquierdo, y optó por lo más obvio, proteger su rostro con un movimiento rotativo. Lo que nunca esperó el rastas era que su oponente no intentase siquiera evitar el golpe, lo asumió en lo que lanzaba el propio. El impacto del suyo iba directo hacia el mentón del Inuzuka, pero con la protección el golpe se desviaría y golpearía su torso. El leñazo fue mucho mas grande de los esperado, ni habiéndose defendido había podido evitar del todo el golpe. Pero tampoco era algo sorprendente del todo, no había tenido mucho más tiempo de actuación.
—¡Tsk!
El rastas salió despedido unos metros hacia el flanco, mientras que Yota lo hizo en el sentido contrario. Habían intercambiado los primeros golpes, y había salido perdiendo. Pero Yota no iba a respirar ni un solo segundo, eso estaba claro, en lo que se reincorporaba Etsu, su compañero ya había lanzado la siguiente ofensiva. No se esperó siquiera a que Etsu estuviese con él, o a ver si había ganado o no el intercambio de golpes. Tan pronto como se habían separado, Akane giró sobre sí mismo como un huracán, lanzando sus garras en todas direcciones así como lanzando bocados. Se convirtió literalmente en una vorágine de garras y dientes, que avanzó brutalmente hacia Yota, casi como si se tratase de un colmillo blanco. Su blanco era algo difuso, pues no diferenciaría entre Yota y el arácnido, arrasaría con ambos.
«Así que usuario de elemento rayo....»
—Buen puñetazo, sí señor.
El rastas tampoco perdería demasiado tiempo, tras recuperarse, volvió a tomar la guardia y salió de nuevo a la ofensiva, como bien había hecho Akane. Sin esperar a ver si su compañero tenía el resultado esperado, arrasar con su oponente y la araña, corrió en busca de la posible evasión de Yota. Sin demora, saltaría buscándolo de nuevo, no quería dejarlo respirar.
—¡Mi turno! —bramó.
Con las mismas, lanzaría un tremendo puñetazo a su oponente, directo desde su diestra al torso de su antagonista. Akane por su parte, tras el golpe tomaría distancias con Yota, después de todo se sentiría algo mareado por la combinación de los giros y el veneno. Etsu sin embargo, tras lanzar el puñetazo, alzaría de nuevo la guardia. El Inuzuka estaba disfrutando el momento, aunque en un principio dudó de ello.
Quizás su mentalidad cambiase después de que su corazón dejase de bombear tanta adrenalina y regresase a la realidad. Esa triste y negativa realidad que le sentenciaba a sufrir un sinfín de torturas mentales en caso de perder.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~