7/04/2020, 12:28
Y fue el turno de Daruu para suspirar, comenzando a hablar sobre Kokuō, al parecer, aquel era su nombre. Gobi no dejaba de ser una denominación seguramente horrible para ella, ¿como llamar a alguien cinco colas? Es como si a ella la llamaran dos manos en vez de Eri. Claro que, aunque parecía razonable, a Eri la costaba. No por nada estaba acostumbrada a ello durante toda su vida.
También era normal que desconfiase de ella, y de Daruu, y de todos los que siempre estuvieron en su contra sin cuestionar nada. Ayame... Ayame era un caso muy especial, no sabía como, pero ella siempre lograba llegar a los corazones de todos.
Por muy difícil que fuera.
—Pero, ¿sabes qué, Eri? He tenido tiempo de aprender mucho sobre los bijū. Y creo que no me trata muy distinto de lo que me trataría cualquier otro humano, incluso de mi villa. A veces creo que le gusta molestarme. Yo diría incluso que me trata mejor que Zetsuo. ¡Pero me duele!
¿Acaso él también quería ser amigo de Kokuō? ¿O sentía celos porque Kokuō y Ayame, su novia; eran amigas? ¿Se sentiría desplazado?
Él explicó el porqué, y luego dio un largo trago a su bebida.
—¡Para que me tire una bijūdama en la frente, que es lo que hizo, no! Psché, ella y Ayame parecen amigas de toda la vida ya, pero a mí me sigue llamando humano.
Lo segundo no entró del todo en su cabeza, que repetía cual eco el bijūdama en la frente. Lo miró sin verle, parpadeando, procesando la información.
Y luego su rostro se desformó.
—¿Que, qué? ¿Bijū-qué? ¿A ti? Pero... Pero... —balbuceaba ella, apoyando sus dos manos en la mesa para inclinarse a él, mirándole fijamente sin creerse que estuviera ahí delante—. P-pero... ¡P-pero! ¡E-eestás... vivo! Bijūdama... —repitió, recordando como Datsue le había dicho que Daruu le había atravesado y no había dejado huella—. ¡Sois inmortales! ¡No hay otra explicación! —concluyó, casi en pánico.
También era normal que desconfiase de ella, y de Daruu, y de todos los que siempre estuvieron en su contra sin cuestionar nada. Ayame... Ayame era un caso muy especial, no sabía como, pero ella siempre lograba llegar a los corazones de todos.
Por muy difícil que fuera.
—Pero, ¿sabes qué, Eri? He tenido tiempo de aprender mucho sobre los bijū. Y creo que no me trata muy distinto de lo que me trataría cualquier otro humano, incluso de mi villa. A veces creo que le gusta molestarme. Yo diría incluso que me trata mejor que Zetsuo. ¡Pero me duele!
¿Acaso él también quería ser amigo de Kokuō? ¿O sentía celos porque Kokuō y Ayame, su novia; eran amigas? ¿Se sentiría desplazado?
Él explicó el porqué, y luego dio un largo trago a su bebida.
—¡Para que me tire una bijūdama en la frente, que es lo que hizo, no! Psché, ella y Ayame parecen amigas de toda la vida ya, pero a mí me sigue llamando humano.
Lo segundo no entró del todo en su cabeza, que repetía cual eco el bijūdama en la frente. Lo miró sin verle, parpadeando, procesando la información.
Y luego su rostro se desformó.
—¿Que, qué? ¿Bijū-qué? ¿A ti? Pero... Pero... —balbuceaba ella, apoyando sus dos manos en la mesa para inclinarse a él, mirándole fijamente sin creerse que estuviera ahí delante—. P-pero... ¡P-pero! ¡E-eestás... vivo! Bijūdama... —repitió, recordando como Datsue le había dicho que Daruu le había atravesado y no había dejado huella—. ¡Sois inmortales! ¡No hay otra explicación! —concluyó, casi en pánico.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)