13/04/2020, 21:48
Tras salir del metro, y subir las escaleras a la calle, esperó durante varios minutos hasta que una mujer adulta se acercó hasta ella. Tenía el cabello corto y oscuro además de unos brillantes ojos azulados; vestía con un traje negro elegante, corbata y una camisa blanca.
— ¿Qué tal tu primer dia, Ren-Ren? — dijo con un dulce tono, llevando las manos a la corbata de Ren, que estaba completamente desecha y colgando a los laterales de sus hombros.
— Ha sido pasajero; dicen que los clubs deportivos no empezaran hasta dentro de unos dias o tal vez alguna semana — se dejó arreglar sin oponer ninguna resistencia; incluso le paso la mano por el pelo para colocarselo por delante. — ¿De verdad tiene que ser ahora? — dijo algo molesta.
— Nuestras cosas están ya allí; faltan alguna que otra cosa pero ya la traeremos a lo largo de la semana — la cogió de la mano con gentileza, guiandola por las calles durante un buen rato. — Además, seguro que te llevas bien con su hija.
— Si tu lo dices... Procuraré dar una buena impresión por ti, mama.
Las calles estaban ya solo iluminadas por el brillo de las farolas y el de las estrellas más potentes; el resto habían sido ahogadas en un mar de oscuridad, que Ren observaba algo preocupada. No sabía mucho de aquel hombre, le había visto alguna que otra vez y había sido muy amable con ella, no parecía mal tipo; si aceptaba era solo por su madre. Prácticamente la había criado ella sola, no recordaba el rostro de aquel hombre que las abandonó a la primera de cambio, porque cuidar de un niño resultaba demasiado "tedioso". Pero no quería que su madre sufriera, ni por aquel hombre, ni mucho menos porqué ella se negara a mudarse, así que decidió aceptar y ver hasta donde llegaba aquello; pero jamas le permitiría ponerle una mano encima a la mujer que tanto la había cuidado.
Finalmente se detuvieron frente a la puerta de un piso, el viaje se le había hecho muy corto, pues su mente estaba en otro lado. Abrió la puerta, y la invitó a pasar después de ella.
— ¡Ya estoy en casa! — dijo llena de júbilo en la entrada.
Ren se limitaría a seguirla, y en el momento que aquel hombre cruzara cualquier marco, se inclinaría dispuesta a presentarse.
— ¿Qué tal tu primer dia, Ren-Ren? — dijo con un dulce tono, llevando las manos a la corbata de Ren, que estaba completamente desecha y colgando a los laterales de sus hombros.
— Ha sido pasajero; dicen que los clubs deportivos no empezaran hasta dentro de unos dias o tal vez alguna semana — se dejó arreglar sin oponer ninguna resistencia; incluso le paso la mano por el pelo para colocarselo por delante. — ¿De verdad tiene que ser ahora? — dijo algo molesta.
— Nuestras cosas están ya allí; faltan alguna que otra cosa pero ya la traeremos a lo largo de la semana — la cogió de la mano con gentileza, guiandola por las calles durante un buen rato. — Además, seguro que te llevas bien con su hija.
— Si tu lo dices... Procuraré dar una buena impresión por ti, mama.
Las calles estaban ya solo iluminadas por el brillo de las farolas y el de las estrellas más potentes; el resto habían sido ahogadas en un mar de oscuridad, que Ren observaba algo preocupada. No sabía mucho de aquel hombre, le había visto alguna que otra vez y había sido muy amable con ella, no parecía mal tipo; si aceptaba era solo por su madre. Prácticamente la había criado ella sola, no recordaba el rostro de aquel hombre que las abandonó a la primera de cambio, porque cuidar de un niño resultaba demasiado "tedioso". Pero no quería que su madre sufriera, ni por aquel hombre, ni mucho menos porqué ella se negara a mudarse, así que decidió aceptar y ver hasta donde llegaba aquello; pero jamas le permitiría ponerle una mano encima a la mujer que tanto la había cuidado.
Finalmente se detuvieron frente a la puerta de un piso, el viaje se le había hecho muy corto, pues su mente estaba en otro lado. Abrió la puerta, y la invitó a pasar después de ella.
— ¡Ya estoy en casa! — dijo llena de júbilo en la entrada.
Ren se limitaría a seguirla, y en el momento que aquel hombre cruzara cualquier marco, se inclinaría dispuesta a presentarse.