13/04/2020, 23:16
(Última modificación: 30/04/2020, 16:31 por Amedama Daruu. Editado 2 veces en total.)
Daruu dio un paso hacia Zetsuo y se inclinó en una respetuosa reverencia.
—Como he dicho, lo que hemos hecho es inexcusable —silabeó Daruu con la apatía de un témpano de Hielo—. Pero ningún kusajin será capaz de tocarnos ni un pelo de la cabeza. —Daruu levantó la mirada y la clavó en Zetsuo. También en Kiroe—. Os lo aseguro. —El Hyuuga desvió la mirada esta vez hacia Chiiro y le dedicó una sonrisa afable—. Seremos fuertes. —Y le guiñó un ojo.
Chiiro hizo un mohín triste e inclinó la cabeza.
—Más os vale.
—Y... seremos más prudentes. Si hace falta, el doble de prudentes. —Daruu se giró hacia Ayame—. ¿Verdad, Ayame? —preguntó, mirándola a los ojos.
—Más os vale —repitió Kiroe, con un tono diferente al de Chiiro.
Daruu la miró por detrás de la espalda, serio.
—Si no me controlo, abandonaré el torneo y le devolveré mi placa de jōnin a Yui.
Kiroe rio de forma sarcástica.
—Después de este teatrillo, si vas y le pones la placa en el escritorio del despacho te mata.
Daruu sonrió, triste, y bajó la mirada.
—Que así sea. Pero habrá sido una amejin. No un kusajin.
—Como he dicho, lo que hemos hecho es inexcusable —silabeó Daruu con la apatía de un témpano de Hielo—. Pero ningún kusajin será capaz de tocarnos ni un pelo de la cabeza. —Daruu levantó la mirada y la clavó en Zetsuo. También en Kiroe—. Os lo aseguro. —El Hyuuga desvió la mirada esta vez hacia Chiiro y le dedicó una sonrisa afable—. Seremos fuertes. —Y le guiñó un ojo.
Chiiro hizo un mohín triste e inclinó la cabeza.
—Más os vale.
—Y... seremos más prudentes. Si hace falta, el doble de prudentes. —Daruu se giró hacia Ayame—. ¿Verdad, Ayame? —preguntó, mirándola a los ojos.
—Más os vale —repitió Kiroe, con un tono diferente al de Chiiro.
Daruu la miró por detrás de la espalda, serio.
—Si no me controlo, abandonaré el torneo y le devolveré mi placa de jōnin a Yui.
Kiroe rio de forma sarcástica.
—Después de este teatrillo, si vas y le pones la placa en el escritorio del despacho te mata.
Daruu sonrió, triste, y bajó la mirada.
—Que así sea. Pero habrá sido una amejin. No un kusajin.