Manos manchadas

[Sasaki Reiji]

—Esta bien...

Suspiré rindiéndome. Tenia razón, podía llamar a Ayame y preguntarle, y podían acabar iendo los dos juntos a suicidarse. Quizás callarme era peor que hablar. O quizás no. Quizás estaba a punto de meter la pata hasta el fondo.

—Kokuō nos hablo sobre donde se escondían Kurama y su ejercito. También sobre un humano que podía tener mas información al respecto.

Y Hanabi tenia que saberlo. Era una información importantísima, sobre todo ahora que heramos conscientes de que de verdad tenia un ejercito de ninjas entrenados. No gennin cualesquiera encontrados por la calle, no. Ninjas entrenados.

—Se que puedes obtener la localización exacta llamando a Ayame, pero creo que es mejor que no lo hagas, estarás tentando a ir allí y liarte a Bijuudamas.

Y no lo decía solo por Datsue. Si Shukaku le guardaba el el mismo rencor o más que Kokuō, seguro que quería ir a conseguir la cabeza de su hermano. Pero como le dije a Ayame, no se le puede matar, volvería a la vida mas cabreado, y no se le puede sellar, alguien ansioso de poder acabaría por liberarlo y condenaría a Oonindo. Seria como dejarles el apocalipsis encerrado en una botella a nuestros descendientes.

—Tiene un ejército de verdad, no hablo solo de los generales, que ya os costó derrotar solo a uno. Hablo de ninjas bien entrenados. Le corté el brazo a uno, y no solo supero el dolor para seguir luchando, si no que ademas fue capaz de hacer sellos con una sola mano.

»No ha recogido a gente de la calle. A sumado a sus filas a guerreros bien entrenados. Ir allí a liarte a Bijuudamas seria como suicidarte.