14/04/2020, 14:03
Entre los pateados por el intento fallido de Etsu en destrozar unos zombies, se encontraba incluso la araña que el Inuzuka había usado previamente de escudo. Algo no cuadraba del todo, pues la susodicha había desaparecido literalmente de sus manos, en ningún momento la había visto morir, o al menos no la había visto ser herida en sí...
Entre tanto, Yota aprovechó la confusión que estaba creando para mezclarse con todo ese ejercito de muertos vivientes. No tuvo tapujo en esconderse de ambos Inuzuka, y seguramente tenía algo en mente. Akane aún resistía el efecto del veneno, y aunque ya el mareo no era tan intenso como en su pico más alto, aún no estaba del todo repuesto. Si Etsu aguantaba un poco más, seguro que podía ayudarle. Estaba observando todo desde el exterior, y estaba maquinando cómo vencer al chico de las arañas. Después de todo, la inteligencia era su punto fuerte, y estaba siendo un buen espectador.
Conforme los zombies avanzaban, terminaron por lanzar algunos las armas que llevaban. Los lanzamientos parecieron torpes y maltrechos, aunque poco más se podía esperar de zombies, algunos no tenían ni con qué lanzar armas. Pero el abuelo siempre decía que es mejor prevenir que lamentar.
Ni corto ni perezoso, el rastas se agachó, dejando que los metales silbasen por encima suya. Extendió ambas manos, y con las mismas cargó hacia delante, como hacía un rato lo había hecho su compañero canino. Etsu se lanzó en una acometida que lo convirtió literalmente en un tornado, un tornado hecho de mordiscos, arañazos y golpes en todas direcciones. El amasijo de bocados y arañazos avanzó rápidamente hacia el frente, trazando una pequeña parábola hacia la izquierda. Se dirigía prácticamente hacia la última posición en que había visto a Yota.
«¡Si no puedo contra todos, al menos acabaré con Yota! ¡El combate es contra él!»
Etsu arrasaría con todo a su paso, que no sería poco, al menos una centena de zombies habría caído con el impacto, desmembrados y descuartizados. Tampoco es que su técnica fuese letal, simplemente que los muertos vivientes tampoco es que tuviesen demasiada resistencia. Tras la acometida, plantaría ambos pies en el suelo, y giraría drásticamente para volver su mirada hacia sus oponentes. Quizás habría impactado a Yota, pero lo más importante sería que habría recortado distancias con él. Además, a poca distancia debería estar su ono. Podría decirse que mataba tres pájaros de un tiro con ese movimiento.
Entre tanto, Yota aprovechó la confusión que estaba creando para mezclarse con todo ese ejercito de muertos vivientes. No tuvo tapujo en esconderse de ambos Inuzuka, y seguramente tenía algo en mente. Akane aún resistía el efecto del veneno, y aunque ya el mareo no era tan intenso como en su pico más alto, aún no estaba del todo repuesto. Si Etsu aguantaba un poco más, seguro que podía ayudarle. Estaba observando todo desde el exterior, y estaba maquinando cómo vencer al chico de las arañas. Después de todo, la inteligencia era su punto fuerte, y estaba siendo un buen espectador.
Conforme los zombies avanzaban, terminaron por lanzar algunos las armas que llevaban. Los lanzamientos parecieron torpes y maltrechos, aunque poco más se podía esperar de zombies, algunos no tenían ni con qué lanzar armas. Pero el abuelo siempre decía que es mejor prevenir que lamentar.
Ni corto ni perezoso, el rastas se agachó, dejando que los metales silbasen por encima suya. Extendió ambas manos, y con las mismas cargó hacia delante, como hacía un rato lo había hecho su compañero canino. Etsu se lanzó en una acometida que lo convirtió literalmente en un tornado, un tornado hecho de mordiscos, arañazos y golpes en todas direcciones. El amasijo de bocados y arañazos avanzó rápidamente hacia el frente, trazando una pequeña parábola hacia la izquierda. Se dirigía prácticamente hacia la última posición en que había visto a Yota.
«¡Si no puedo contra todos, al menos acabaré con Yota! ¡El combate es contra él!»
Etsu arrasaría con todo a su paso, que no sería poco, al menos una centena de zombies habría caído con el impacto, desmembrados y descuartizados. Tampoco es que su técnica fuese letal, simplemente que los muertos vivientes tampoco es que tuviesen demasiada resistencia. Tras la acometida, plantaría ambos pies en el suelo, y giraría drásticamente para volver su mirada hacia sus oponentes. Quizás habría impactado a Yota, pero lo más importante sería que habría recortado distancias con él. Además, a poca distancia debería estar su ono. Podría decirse que mataba tres pájaros de un tiro con ese movimiento.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~