16/04/2020, 12:14
La treta dio exactamente el resultado que uno podía esperar. El rostro de Etsu era completamente delatador y aquel abánico de agujas electrificadas vociferaban el peligro que representaban para el kusajin.
Hasta que un tercer actor hizo acto de presencia para cortar aquello de raíz.
No era otra que la Yondaime Morikage, Aburame Kintsugi, que habíua aparecido entre ambos gennins para impedir que Etsu recibiera el daño, cubriendose con una especie de crisálida, luego me miró directamente a los ojos.
—¡Se detiene el combate ahora mismo!
Aquello fue todavía mejor que lo de mi genjutsu, nadie, absolutamente nadie se esperaba que aquel combate acabase de aquella manera. No estaba ni en mi guión.
«Qué cojones»
¡Esto es un ultraje a la memoria de Moyashi Kenzou-sama, Sandaime Morikage, que en paz descanse! ¡Esto es una afrenta imperdonable! ¡Esto, Sasagani Yota...
Empezaba a entender la situación.
...es un acto intolerable para un shinobi de Kusagakure.
— ¿Qué es lo que es intolerable? ¿Que pelee hasta el final con todas mis cartas? ¿No es eso de lo que va ser shinobi?
Ni siquiera pude terminar de replicar que de un manotazo me arrancó mi bandana de la frente.
—Me has fallado por última vez, Sasagani Yota
Qué bochorno. Estaba siendo degradado allí mismo, delante de todos y no pude hacer nada más que mirar al suelo con la rabia imprimida en mi rostro. Ni siquiera me salió responderle de nuevo. Lo único que hice fue darme media vuelta e irme de aquel lugar. Bastante había durado ya todo aquel numerito de circo como para alargarlo más. De hecho, había fallado muchas veces, pero nunca había sentido tal vacío dentro de mí, ni tanta vergüenza.
Allí murió el Sasagani Yota que todos conocíamos.
Hasta que un tercer actor hizo acto de presencia para cortar aquello de raíz.
No era otra que la Yondaime Morikage, Aburame Kintsugi, que habíua aparecido entre ambos gennins para impedir que Etsu recibiera el daño, cubriendose con una especie de crisálida, luego me miró directamente a los ojos.
—¡Se detiene el combate ahora mismo!
Aquello fue todavía mejor que lo de mi genjutsu, nadie, absolutamente nadie se esperaba que aquel combate acabase de aquella manera. No estaba ni en mi guión.
«Qué cojones»
¡Esto es un ultraje a la memoria de Moyashi Kenzou-sama, Sandaime Morikage, que en paz descanse! ¡Esto es una afrenta imperdonable! ¡Esto, Sasagani Yota...
Empezaba a entender la situación.
...es un acto intolerable para un shinobi de Kusagakure.
— ¿Qué es lo que es intolerable? ¿Que pelee hasta el final con todas mis cartas? ¿No es eso de lo que va ser shinobi?
Ni siquiera pude terminar de replicar que de un manotazo me arrancó mi bandana de la frente.
—Me has fallado por última vez, Sasagani Yota
Qué bochorno. Estaba siendo degradado allí mismo, delante de todos y no pude hacer nada más que mirar al suelo con la rabia imprimida en mi rostro. Ni siquiera me salió responderle de nuevo. Lo único que hice fue darme media vuelta e irme de aquel lugar. Bastante había durado ya todo aquel numerito de circo como para alargarlo más. De hecho, había fallado muchas veces, pero nunca había sentido tal vacío dentro de mí, ni tanta vergüenza.
Allí murió el Sasagani Yota que todos conocíamos.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa