17/04/2020, 21:06
— Oh, que coincidencia... Seguro que sea lo que sea lo que ha preparado; pero antes me gustaría ir a mi habitación, a ponerme más cómoda.
Ante la confusión de sus progenitores, Ren sonrió con toda la maldad que le cabía en su cuerpo de marimacho aprovechada. Lo cual no hizo más que enojar a la rubia, dos podían jugar a aquel juego. Aunque Hana tenía la mano perdedora, no tenía ases en la manga, por no tener, ni tenía ni cartas en la mano.
— Claro, Ren-chan. Hana, enseñale a tu hermana vuestra habitación. — le exigió su padre ignorando voluntaria o involuntariamente la tensión entre ambas adolescentes.
Hana volvió a quedarse ojiplatica. Ese día no paraba de mejorar.
— Como que nuestra... Dijiste que convertirias el estudio en una habitación.
— En un futuro probablemente cercano, por lo visto, pero por ahora... — señaló sutilmente la puerta de su habitación.
Hana se rebotó, notablemente, se sacó el delantal y se lo pasó a su padre dedicandole una mirada dura que el adulto ignoró, para después mirar a Ren.
— Por aquí, hermanita — la última palabra la pronunció entredientes, con el tono más emponzoñado que podía sacar.
Después fue directa a ella solo para girar a la derecha e irse por un pasillo hasta la puerta que había al final del mismo y abrirla, esperando que Ren pasase dentro para cerrarla con más fuerza de la necesaria. Entonces se cruzaría de brazos y encararía a la morena.
— Así que ya lo sabías, de ahí el paripé de esta mañana. — acusó sin pruebas ni dudas.
Ante la confusión de sus progenitores, Ren sonrió con toda la maldad que le cabía en su cuerpo de marimacho aprovechada. Lo cual no hizo más que enojar a la rubia, dos podían jugar a aquel juego. Aunque Hana tenía la mano perdedora, no tenía ases en la manga, por no tener, ni tenía ni cartas en la mano.
— Claro, Ren-chan. Hana, enseñale a tu hermana vuestra habitación. — le exigió su padre ignorando voluntaria o involuntariamente la tensión entre ambas adolescentes.
Hana volvió a quedarse ojiplatica. Ese día no paraba de mejorar.
— Como que nuestra... Dijiste que convertirias el estudio en una habitación.
— En un futuro probablemente cercano, por lo visto, pero por ahora... — señaló sutilmente la puerta de su habitación.
Hana se rebotó, notablemente, se sacó el delantal y se lo pasó a su padre dedicandole una mirada dura que el adulto ignoró, para después mirar a Ren.
— Por aquí, hermanita — la última palabra la pronunció entredientes, con el tono más emponzoñado que podía sacar.
Después fue directa a ella solo para girar a la derecha e irse por un pasillo hasta la puerta que había al final del mismo y abrirla, esperando que Ren pasase dentro para cerrarla con más fuerza de la necesaria. Entonces se cruzaría de brazos y encararía a la morena.
— Así que ya lo sabías, de ahí el paripé de esta mañana. — acusó sin pruebas ni dudas.