17/04/2020, 21:23
(Última modificación: 30/04/2020, 16:33 por Amedama Daruu. Editado 2 veces en total.)
Zetsuo soltó de nuevo su perorrata habitual y se levantó, enfurecido, dirigiéndose a la barra. Daruu resopló y echó la vista al techo, apoyando la nuca en el asiento.
—Pero qué imb... ahem. —Daruu rectificó a última hora. El médico estaba lejos, pero no quería problemas con Ayame, aunque estaba al noventa por ciento seguro de que en el fondo pensaba lo mismo. Sobre Kōri... bueno.
Nadie sabía lo que Kōri pensaba.
Respecto a Chiiro, se había encogido en su esquina.
—Ayame, tu padre da miedo...
Kiroe, sin embargo, se había levantado de la mesa y ahora perseguía a Zetsuo como un mal sueño.
—Eh, vamos. Si tanto crees en tu mantra, no te dejes llevar por ellos, ¿no? Estás alteradísimo, relájate un poco. —Kiroe le golpeó el brazo con el codo—. ¿No irás a pagar, no? A esta invito yo.
—Pero qué imb... ahem. —Daruu rectificó a última hora. El médico estaba lejos, pero no quería problemas con Ayame, aunque estaba al noventa por ciento seguro de que en el fondo pensaba lo mismo. Sobre Kōri... bueno.
Nadie sabía lo que Kōri pensaba.
Respecto a Chiiro, se había encogido en su esquina.
—Ayame, tu padre da miedo...
Kiroe, sin embargo, se había levantado de la mesa y ahora perseguía a Zetsuo como un mal sueño.
—Eh, vamos. Si tanto crees en tu mantra, no te dejes llevar por ellos, ¿no? Estás alteradísimo, relájate un poco. —Kiroe le golpeó el brazo con el codo—. ¿No irás a pagar, no? A esta invito yo.