19/04/2020, 00:30
Después de lo sucedido, el par de Inuzuka no sabían muy bien ni cómo sentirse. Habían dado un buen espectáculo, al menos estaban dando bastante para plantear un torbellino de golpes al final, haciendo como en los buenos shows. Pero todo se vio frustrado por la aparición de la nueva madre. Estaba claro que la jugada de Yota estaba demasiado subida de tono, sobre todo con el cuerpo de Kenzou aún caliente. Había sido un funambulista, debatiéndose entre el abatir a su oponente con algo que le dolería de verdad, y el ser repudiado cuando la gente viese ese grotesco panorama. Aunque seguramente jamás se hubiese hecho a la idea de que su jugada lo llevase a esa situación...
—¡Rrrreeejaló ya! —inquirió el can.
Etsu cayó en cuenta, llevaba demasiadas horas dándole vueltas al asunto. Habían decidido salir a comer sin la familia, con tal de despejarse un poco de todo lo ocurrido, e incluso así había terminado dándole más vueltas al asunto. Sí, estaba claro que le había marcado bastante, pero no podía caer en un torbellino de resignación. Lo sucedido no podía cambiarse, la diosa Fortuna no les había sonreído, pero quizás lo hiciese en el próximo combate.
Etsu sonrió —Tienes razón, tío. Lo siento.
—Rrnnada de perrrldón. Mrreee debes un churrrreton rrreeeenorrrrme —contestó Akane.
—¿¡Cómo te aprovechas!? Jajajajaja —se quejó en lo que abría la puerta del restaurante. Akane fue el primero en atravesar el umbral de la puerta, tras lo cuál el rastas también lo hizo. Por un instante observó el local, buscando un buen sitio donde sentarse. Por suerte, el sitio tenía aún bastante sitio libre, apenas estaba a mitad del aforo. Incluso con su audaz vista, el can se adelantó a Etsu, que poco pudo hacer para evitar que éste se arrimase a una mesa cercana a una de las ventanas del local.
—¿Rrrranko?
El huskie no tuvo mejor idea que preguntar a la chica de rizos si se trataba de Ranko, lo cuál probablemente la dejase algo confundida, pues... ¿un perro que habla? Seguramente pocos habían como Akane. Etsu no tuvo más remedio que ir a la susodicha mesa, y realizar una pequeña reverencia.
—Perdón por la molestia, éste loro está un poco revoltoso... —se burló del can, a sabiendas de que odiaba que lo catalogase como loro.
El can tuvo pensamiento de decirle al rastas algo así como "Loro tu padre", pero se contuvo un poco, y en lugar de eso alzó el rostro cual indignada persona.
—Y encima se enfada...
—¡Rrrreeejaló ya! —inquirió el can.
Etsu cayó en cuenta, llevaba demasiadas horas dándole vueltas al asunto. Habían decidido salir a comer sin la familia, con tal de despejarse un poco de todo lo ocurrido, e incluso así había terminado dándole más vueltas al asunto. Sí, estaba claro que le había marcado bastante, pero no podía caer en un torbellino de resignación. Lo sucedido no podía cambiarse, la diosa Fortuna no les había sonreído, pero quizás lo hiciese en el próximo combate.
Etsu sonrió —Tienes razón, tío. Lo siento.
—Rrnnada de perrrldón. Mrreee debes un churrrreton rrreeeenorrrrme —contestó Akane.
—¿¡Cómo te aprovechas!? Jajajajaja —se quejó en lo que abría la puerta del restaurante. Akane fue el primero en atravesar el umbral de la puerta, tras lo cuál el rastas también lo hizo. Por un instante observó el local, buscando un buen sitio donde sentarse. Por suerte, el sitio tenía aún bastante sitio libre, apenas estaba a mitad del aforo. Incluso con su audaz vista, el can se adelantó a Etsu, que poco pudo hacer para evitar que éste se arrimase a una mesa cercana a una de las ventanas del local.
—¿Rrrranko?
El huskie no tuvo mejor idea que preguntar a la chica de rizos si se trataba de Ranko, lo cuál probablemente la dejase algo confundida, pues... ¿un perro que habla? Seguramente pocos habían como Akane. Etsu no tuvo más remedio que ir a la susodicha mesa, y realizar una pequeña reverencia.
—Perdón por la molestia, éste loro está un poco revoltoso... —se burló del can, a sabiendas de que odiaba que lo catalogase como loro.
El can tuvo pensamiento de decirle al rastas algo así como "Loro tu padre", pero se contuvo un poco, y en lugar de eso alzó el rostro cual indignada persona.
—Y encima se enfada...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~