19/04/2020, 13:54
—Oh, no, nuestros padres tienen esa cara —masculló Daruu, llevándose una mano a la frente.
—¿Ehh? —Chiiro le miró, confundida.
—La cara que ponen cuando van a hacer otra de sus competiciones ridículas.
Kōri dejó escapar un suspiro mientras se llevaba un dango a la boca; pero Ayame, que había girado la cabeza hacia la barra en un gesto vigilante, entrecerró los ojos y apretó los dientes cuando vio al tabernero servirle a su padre desde una botella de color verde brillante en un diminuto vasito de vidrio para chupitos. Dado su problemático pasado con el alcohol, con su padre era una las personas de las que menos toleraba que bebieran alcohol. Y si encima estaba Kiroe para pincharle...
El tabernero no tardó en acudir a la mesa con la nueva ronda de nikudango.
—¿Ehh? —Chiiro le miró, confundida.
—La cara que ponen cuando van a hacer otra de sus competiciones ridículas.
Kōri dejó escapar un suspiro mientras se llevaba un dango a la boca; pero Ayame, que había girado la cabeza hacia la barra en un gesto vigilante, entrecerró los ojos y apretó los dientes cuando vio al tabernero servirle a su padre desde una botella de color verde brillante en un diminuto vasito de vidrio para chupitos. Dado su problemático pasado con el alcohol, con su padre era una las personas de las que menos toleraba que bebieran alcohol. Y si encima estaba Kiroe para pincharle...
El tabernero no tardó en acudir a la mesa con la nueva ronda de nikudango.