Manos manchadas

[Uchiha Datsue]

Oh, sí. Datsue supo que conocía el Chidori Nagashi nada más describírselo Reiji. Había visto a alguien usándolo, en su contra. Un enemigo. Un enemigo de verdad, de esos que te rebanaban el pescuezo a la menor oportunidad. El Uchiha le llamaba Cicatrices, porque… bueno, tenía muchas cicatrices.

Reiji había intentado usarlo contra Daruu, a bocajarro y abrazándole, pero al parecer el amejin le había expulsado de un buen empujón. «Ah, maldito Daruu. Si es que es demasiado bueno tanto a cortas como largas distancias». Al menos había vencido a Ayame, otro de los grandes huesos duros de roer. Datsue había estado por tanto tiempo tan cómodo y despreocupado con el Sharingan que nunca había tenido la problemática de enfrentarse a Genjutsus. Pero sus ojos no funcionaban con los auditivos, y eso era un escenario totalmente distinto para él. Uno en el que prefería no adentrarse frente a miles de personas y los tres Kages observándole.

«Bueno, quizá todavía tengas que enfrentarte a ella si pierdes en semis. No cantes victoria antes de tiempo».

Fuese como fuese, Reiji le sacó de su ensimismamiento con la demostración de un ninjutsu que jamás había visto ejecutar. Se llamaba Chidori Eiso, y…

—¡¡¡Mola un huevo!!! —Ah, si es que sabía que había hecho bien metiéndose en el tortuoso camino de dominar el Raiton. Ahora que empezaba a ver los frutos, sabía que había merecido la pena. Reiji hizo una broma sobre sus ojos, aunque algo en su expresión le indicó que quizá lo decía en serio. Muy en serio—. ¿Qué dices, tío? ¿Lo dices en serio? ¿Nunca me habías visto con el Sharingan activado?