24/04/2020, 23:33
Resultaba curioso, y cuanto menos antinatural; que apenas estando un par de metros por fuera del camino iluminado por los faroles ambos fueran incapaces de continuar en línea recta. La espesura de la bruma pronto se convirtió en un problema redondo, así que Kaido aprovechó la confusión para detener a Akame con una seña de manos. ¿Qué debían hacer? si continuaban a ciegas, era muy probable que no pudiesen llegar a su destino, así que lo mejor ahora mismo era tratar de buscar alternativas. ¿Y si ambos se acercaban en paralelo a los límites del camino? ¿sería suficiente esa cercanía, a pesar de la neblina como para que los destellos de las luces les pudieran guiar, y a la vez, no tener que estar en mitad de la ruta?
Lo importante ahora era poder averiguarlo. Tratar de entender si eran capaz de seguir el camino de alguna forma, sin tener que estar dentro del lumen en su totalidad.
Akame probablemente le hubiese visto primero, aunque luego el propio escualo se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Escuchó las voces, cuyos tonos claramente pertenecían a los guardias de antes. No les veían, pero el sonido se hacía cada vez más cerca. Kaido miró al Uchiha.
«Sígueme la corriente» —un rápido gesto con la mano, llegó luego— «escóndete»
El escualo, muy súbitamente, cayó de bruces contra el suelo. Su cuerpo, no obstante, se había convertido en un simple amasijo de agua. Un charco en medio de la ruta como cualquier otro. Era desde luego parte de su estrategia: aprovechar el elemento sorpresa, y aguardar el momento cumbre donde el guardia estuviese tan cerca de él que fuera inevitable ejecutar su próximo movimiento.
«Acércate un poco más...
Un poco más...»
Lo importante ahora era poder averiguarlo. Tratar de entender si eran capaz de seguir el camino de alguna forma, sin tener que estar dentro del lumen en su totalidad.
. . .
Akame probablemente le hubiese visto primero, aunque luego el propio escualo se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Escuchó las voces, cuyos tonos claramente pertenecían a los guardias de antes. No les veían, pero el sonido se hacía cada vez más cerca. Kaido miró al Uchiha.
«Sígueme la corriente» —un rápido gesto con la mano, llegó luego— «escóndete»
El escualo, muy súbitamente, cayó de bruces contra el suelo. Su cuerpo, no obstante, se había convertido en un simple amasijo de agua. Un charco en medio de la ruta como cualquier otro. Era desde luego parte de su estrategia: aprovechar el elemento sorpresa, y aguardar el momento cumbre donde el guardia estuviese tan cerca de él que fuera inevitable ejecutar su próximo movimiento.
«Acércate un poco más...
Un poco más...»