27/04/2020, 10:52
Keisuke no pudo contener otro quejido de dolor.
—¡Pero... maldito! —protestó, pero consciente de que estaba completamente en las manos de aquel despiadado ninja, habló—. Yamanaka... Yamanaka Ōmei. Ese es su nombre. ¡ARG! —el mayordomo se retorció, visiblemente dolorido—. ¡Venga, nojoda, ¿qué estás esperando?! ¡Sácame de aquí, huevón!
Tal y como Kisame había previsto, el estruendo ocasionado por su Doton había provocado un gran ajetreo. Desde las ventanas aledañas los vecinos comenzaban a asomarse y prestar atención a la escena que se sucedía en el callejón. No fue hasta unos momentos después que alguien le gritó desde la ventana de uno de los edificios contiguos algo así como "¡haced menos ruido, joder, que algunos mañana tenemos que madrugar!". Parecía que si quería ayuda, iba a tener que tomar él mismo la iniciativa.
—¡Pero... maldito! —protestó, pero consciente de que estaba completamente en las manos de aquel despiadado ninja, habló—. Yamanaka... Yamanaka Ōmei. Ese es su nombre. ¡ARG! —el mayordomo se retorció, visiblemente dolorido—. ¡Venga, nojoda, ¿qué estás esperando?! ¡Sácame de aquí, huevón!
Tal y como Kisame había previsto, el estruendo ocasionado por su Doton había provocado un gran ajetreo. Desde las ventanas aledañas los vecinos comenzaban a asomarse y prestar atención a la escena que se sucedía en el callejón. No fue hasta unos momentos después que alguien le gritó desde la ventana de uno de los edificios contiguos algo así como "¡haced menos ruido, joder, que algunos mañana tenemos que madrugar!". Parecía que si quería ayuda, iba a tener que tomar él mismo la iniciativa.