28/04/2020, 21:56
El Kage bunshin continuó su camino junto a Akame. Lo que les deparara más adelante aún era incierto, pero por suerte podían seguir avanzando sin estar dentro del Lumen. Kaido mantuvo, de todas formas, los sentidos muy alerta. Siempre atento a su entorno. Esperaba que Akame, con sus ojos rojos, hiciera también lo propio.
Un paso, luego otro. La mujer pisó el charco de agua como si aquello hubiese estado ahí de toda la vida. Un paso, luego otro. Cuando Sumire estuvo a apenas centímetros de él, el agua se levantó a su retaguardia y el cuerpo semiformado de Umikiba Kaido la envolvió con sus portentosos brazos musculados alrededor del cuello para que no pudiera gritar. El agarre fue secundado inmediatamente por el tenue sonido del agua moviéndose, de forma antinatural, y cabe decir inesperada, para quien no conociera los dones del clan Hōzuki. Uno de esos brazos que le cubría se convirtió de pronto en una maleable bola de agua que pareció envolver la cabeza de Sumire como un casco. Claro que, allí dentro, era como estar bajo un lago.
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Un paso, luego otro. La mujer pisó el charco de agua como si aquello hubiese estado ahí de toda la vida. Un paso, luego otro. Cuando Sumire estuvo a apenas centímetros de él, el agua se levantó a su retaguardia y el cuerpo semiformado de Umikiba Kaido la envolvió con sus portentosos brazos musculados alrededor del cuello para que no pudiera gritar. El agarre fue secundado inmediatamente por el tenue sonido del agua moviéndose, de forma antinatural, y cabe decir inesperada, para quien no conociera los dones del clan Hōzuki. Uno de esos brazos que le cubría se convirtió de pronto en una maleable bola de agua que pareció envolver la cabeza de Sumire como un casco. Claro que, allí dentro, era como estar bajo un lago.