29/04/2020, 20:40
El rostro de Kaido era todo un poema. Le resultaba sumamente intrigante las distintas reacciones de todas sus víctimas al ahogamiento, y de las caras que podían poner en el proceso. Claro que, para ser un hombre-tritón con agallas; nunca había podido experimentar lo que se sentía no poder respirar bajo el agua. Era un privilegio que le protegía de una durísima realidad: que morir ahogado era una de las formas más crueles de morir, al igual que ser hervido en aceite, o achicharrarse en una pira de fuego. Pero el cuerpo humano tenía límites insospechados. El alma de uno también. Cuando se quiere vivir, uno iba a hacer lo necesario hasta conseguirlo. Así estés hirviendo en aceite, así te estés calcinando en una ahoguera, o así te estés ahogando en lo más profundo del océano. Siempre va a haber una luz en la orilla, aunque ínfima, a la que siempre intentarás alcanzar.
Así lo demostró Sumire, quien decidió no rendirse. A pesar del dolor. A pesar de todo. Esta movió su brazo hasta el arma que se apoyaba en el cinto, y trató de esgrimarla hacia el abdomen del tiburón, aunque dada la posición que ambos mantenían, resultaba un movimiento no sólo difícil de ejecutar, sino también impráctico. Por tanto, el gyojin torció el cuerpo unos cuantos grados hacia la derecha, para adentrar su cuerpo más hacia el costado contrario de la mujer. De esa manera, la espada no podría alcanzarle, salvo que Sumire pudiese estirar la extremidad de forma antinatural como lo hacía él con el Suika en algunas ocasiones.
Así lo demostró Sumire, quien decidió no rendirse. A pesar del dolor. A pesar de todo. Esta movió su brazo hasta el arma que se apoyaba en el cinto, y trató de esgrimarla hacia el abdomen del tiburón, aunque dada la posición que ambos mantenían, resultaba un movimiento no sólo difícil de ejecutar, sino también impráctico. Por tanto, el gyojin torció el cuerpo unos cuantos grados hacia la derecha, para adentrar su cuerpo más hacia el costado contrario de la mujer. De esa manera, la espada no podría alcanzarle, salvo que Sumire pudiese estirar la extremidad de forma antinatural como lo hacía él con el Suika en algunas ocasiones.