2/05/2020, 18:53
La pelirroja le guió hasta uno de los dojos interiores de Nantōnoya. Las instalaciones de la residencia eran espectaculares, no les faltaba de nada.
—¿Qué problema tienes con el Henge? —Le preguntó mientras comenzaba una serie de estiramientos.
—Pues... —Empezó a estirar también. —Aún no soy capaz de hacer una transformación completa siquiera. Probablemente tengo que mejorar mi ninjutsu y debería cambiar mi mentalidad con ese tipo de técnicas. Estoy acostumbrado a dirigir mi control y flujo de chakra para crear hilos y en el momento en el que tengo que aplicar una capa de chakra constante alrededor de mi cuerpo no soy capaz de lograrlo. —Acabó sus estiramientos y se colocó frente a su compañera. —Mira.
Comenzó a realizar, con tranquilidad, una serie de tres sellos. «Perro, jabalí, caballo...» Y salió una nube de humo, minúscula. Parecía que nada había cambiado pero Takumi se remangó el haori y su gakuran dejando al descubierto sus antebrazos. Levantó las manos para que Eri pudiera verlo bien.
—¿Ves? Nunca consigo más que esto. —La jōnin pudo ver que lo único que había cambiado era su color de piel a uno mucho más claro y únicamente en sus manos y la mitad de sus antebrazos.
—¿Qué problema tienes con el Henge? —Le preguntó mientras comenzaba una serie de estiramientos.
—Pues... —Empezó a estirar también. —Aún no soy capaz de hacer una transformación completa siquiera. Probablemente tengo que mejorar mi ninjutsu y debería cambiar mi mentalidad con ese tipo de técnicas. Estoy acostumbrado a dirigir mi control y flujo de chakra para crear hilos y en el momento en el que tengo que aplicar una capa de chakra constante alrededor de mi cuerpo no soy capaz de lograrlo. —Acabó sus estiramientos y se colocó frente a su compañera. —Mira.
Comenzó a realizar, con tranquilidad, una serie de tres sellos. «Perro, jabalí, caballo...» Y salió una nube de humo, minúscula. Parecía que nada había cambiado pero Takumi se remangó el haori y su gakuran dejando al descubierto sus antebrazos. Levantó las manos para que Eri pudiera verlo bien.
—¿Ves? Nunca consigo más que esto. —La jōnin pudo ver que lo único que había cambiado era su color de piel a uno mucho más claro y únicamente en sus manos y la mitad de sus antebrazos.