2/05/2020, 20:56
—Me cago en todo —dijo el falso Sumire, viéndose envuelto por esa extraña estela roja que, a diferencia de los dos esbirros de Umigarasu, les delataba como shinobi con una cantidad de chakra importante. De nada iban a servir los disfraces si tenían esa mierda encima, marcándolos como a los puercos en un matadero. Entonces miró a Akame, quien soltaba la idea de alejarse del Lumen y tratar de evitar los controles con rutas alternativas. El escualo miró a su alrededor, y comprobó que quizás era posible, teniendo en cuenta que la espesura de la niebla había decrecido considerablemente, tanto como para ver por dónde iban—. venga, te sigo. Pero antes...
Antes, ambos se ocuparían de dejar tanto a Sumire como a Gura en alguna zanja fuera del camino. Estando ambos amordazados y esposados, lo importante era no dejarlos a mitad de una zona visible donde pudieran encontrarles rápido. Una vez hecho ésto, seguirían la ruta tomada por Uchiha Akame.
Lejos de todo lo acontecido, genuinamente desconocedores de lo que sucedía con sus yo reales; los kage bunshin de pronto se encontraron con esa estela roja, envolviéndolos como si fueran parte de sí mismos. Al no saber de qué se trataba el Código Rojo, la sorpresa que les invadió fue mucho mayor que a los originales, y por tanto, la única opción que tenían era enfrentar a esos dos desconocidos que se acercaban a gran velocidad hacia sus direcciones. Kaido asintió, aún con la apariencia de Kincho. ¿Podrían hacerles frente a estos dos nuevos obstáculos, o...?
Antes, ambos se ocuparían de dejar tanto a Sumire como a Gura en alguna zanja fuera del camino. Estando ambos amordazados y esposados, lo importante era no dejarlos a mitad de una zona visible donde pudieran encontrarles rápido. Una vez hecho ésto, seguirían la ruta tomada por Uchiha Akame.
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Lejos de todo lo acontecido, genuinamente desconocedores de lo que sucedía con sus yo reales; los kage bunshin de pronto se encontraron con esa estela roja, envolviéndolos como si fueran parte de sí mismos. Al no saber de qué se trataba el Código Rojo, la sorpresa que les invadió fue mucho mayor que a los originales, y por tanto, la única opción que tenían era enfrentar a esos dos desconocidos que se acercaban a gran velocidad hacia sus direcciones. Kaido asintió, aún con la apariencia de Kincho. ¿Podrían hacerles frente a estos dos nuevos obstáculos, o...?