2/05/2020, 21:47
— ¡No me voy a rendir todavía! Pero podrías tener algo de educación.
Eso ya me lo reprocharia también mi madre después, pero Hana no era mi madre. Y no era momento de ponerse a darle vueltas al asunto de la falta de educación. Los guerreros, en el campo de batalla, se hablan con sus golpes, no con educación.
No había tiempo que perder, pues Hana parecía haberlo entendido a la perfección pese a sus palabras. Se llevó su mano al porta objetos para sacar algo y yo me prepara para lo que pudiese ser. Quizás un Kunai, o un shuriken.
No fue así. Saco una pequeña esfera que quiso arrojar contra mi. Quizás una bomba de humo, quizás una explosiva. No importaba, el gesto de alzar la mano para arrojarlo contra mí fue lo que dió la señal de salida para mí.
Un sello. Solo hacía falta uno, y eso si podía hacerlo. Datsue lo había dicho: posición cuerpo a cuerpo era lo que me daba ventaja, así que, sin importar que fuera lo que arrojara Hana, yo tenia que moverme hasta su posición.
El objeto viajaría hacia donde estaba yo anteriormente, pero yo estaría viajando a toda velocidad, en diagonal, para situarme a la izquierda de Hana.
Una vez allí, no importaba lo que fuese ese objeto. Una bomba de luz, una bomba de humo o una explosión. No tendría forma de cubrirme, por que la mano que sujetaba la espada, estaría viajando en busca de atravesar el muslo de Hana.
Un corte quizás hubiese sido demasiado, una espada como Tsubame seria capaz de cortarle la pierna, y no era mi intención, ni de lejos, cercenarle una extremidad a un compañero. Aunque hubiese sido perfecto para mostrar el poder de corte de las espadas de los Sasaki.
Bastaría con una herida que, una vez sanada, le permitiría volver a caminar con total normalidad. Eso si, probablemente le quedase una cicatriz.
Eso ya me lo reprocharia también mi madre después, pero Hana no era mi madre. Y no era momento de ponerse a darle vueltas al asunto de la falta de educación. Los guerreros, en el campo de batalla, se hablan con sus golpes, no con educación.
No había tiempo que perder, pues Hana parecía haberlo entendido a la perfección pese a sus palabras. Se llevó su mano al porta objetos para sacar algo y yo me prepara para lo que pudiese ser. Quizás un Kunai, o un shuriken.
No fue así. Saco una pequeña esfera que quiso arrojar contra mi. Quizás una bomba de humo, quizás una explosiva. No importaba, el gesto de alzar la mano para arrojarlo contra mí fue lo que dió la señal de salida para mí.
Un sello. Solo hacía falta uno, y eso si podía hacerlo. Datsue lo había dicho: posición cuerpo a cuerpo era lo que me daba ventaja, así que, sin importar que fuera lo que arrojara Hana, yo tenia que moverme hasta su posición.
El objeto viajaría hacia donde estaba yo anteriormente, pero yo estaría viajando a toda velocidad, en diagonal, para situarme a la izquierda de Hana.
Una vez allí, no importaba lo que fuese ese objeto. Una bomba de luz, una bomba de humo o una explosión. No tendría forma de cubrirme, por que la mano que sujetaba la espada, estaría viajando en busca de atravesar el muslo de Hana.
Un corte quizás hubiese sido demasiado, una espada como Tsubame seria capaz de cortarle la pierna, y no era mi intención, ni de lejos, cercenarle una extremidad a un compañero. Aunque hubiese sido perfecto para mostrar el poder de corte de las espadas de los Sasaki.
Bastaría con una herida que, una vez sanada, le permitiría volver a caminar con total normalidad. Eso si, probablemente le quedase una cicatriz.