4/05/2020, 15:06
Eri tragó saliva en cuanto Ayame comenzó a expulsar una densa niebla que cubrió casi todo el estadio, haciendo que tanto el público, no muy contento de haber sido privado de su combate; como ella, se quedaran con muy poca visión. El corazón de Eri latía a toda velocidad, tanto, que casi sentía los latidos en sus oídos, pero intentó serenarse, haciendo un sello.
«Carnero...»
De su espalda salieron dos cadenas que ya había empleado en su combate anterior, moviendo, de nuevo, su cabeza hacia un lado y hacia otro. No sabía si moverse era una buena opción, tampoco si debía quedarse allí de pie sin hacer nada. No conocía esa técnica y seguro que con ello Ayame la sacaba ventaja, pero no podía rendirse, así que esperó.
«Vamos... Vamos...»
«Carnero...»
De su espalda salieron dos cadenas que ya había empleado en su combate anterior, moviendo, de nuevo, su cabeza hacia un lado y hacia otro. No sabía si moverse era una buena opción, tampoco si debía quedarse allí de pie sin hacer nada. No conocía esa técnica y seguro que con ello Ayame la sacaba ventaja, pero no podía rendirse, así que esperó.
«Vamos... Vamos...»