5/05/2020, 01:56
El Inuzuka pudo observar cómo su antagonista nuevamente se burlaba nuevamente de los estereotipos. Buscó la mofa más sencilla, cual polilla busca la luz. Y en vez de dedicar el sello del enfrentamiento, ya fuese al Inuzuka o al bien merecido público, el Uchiha optó por saltarse absolutamente todos los protocolos. Dejó de lado —nuevamente— la deportividad, y buscó de buenas a primeras su portaobjetos para sacar un filoso metal.
«¿Y qué esperabas de éste Uchiha...?»
Lanzó el metal al aire, y tras dejarlo suspendido en el mismo por unos segundos, lo tomó con la mano contraria en una singular acrobacia. Justo tras tomarla con la otra mano, pasó el metal por detrás de su cadera, punto desde el cuál lanzó el arma directa y sin titubeos hacia Akane. Sin esperar apenas, antepuso su zurda a su pecho, y en apenas un abrir y cerrar de ojos apareció de la nada un gigantesco shuriken. Ni corto ni perezoso, Datsue lanzó con las mismas la dantesca estrella metálica. Estaba claro que no iba a jugar demasiado, estaba más que dispuesto a destrozar a los Inuzukas.
Akane fue el primero en reaccionar, pues su contra había sido la primera en ser realizada. Sin predisposición a retroceder, el can efectuó un salto a ras del suelo, buscando la diagonal entre el flanco derecho y su frente. No solo buscaba dejar de lado el lanzamiento del shuriken, si no recortar las distancias para con el Uchiha. Apenas tocase el suelo desde su posición, volvería a saltar, pero ésta vez girando sobre sí mismo. Tanto giraría sobre sí, que rápidamente tomaría una forma parecida a un torbellino, uno formado únicamente por garras que golpeaban a diestro y siniestro.
—¡¡Rrrrtttsuuuuuga!! —bramó el can en su acometida.
Entre tanto, Etsu habría tomado con la diestra su ono, y con las mismas la blandiría en una estocada vertical, directa contra el gigantesco shuriken. El hacha del Inuzuka brilló con un especial recelo, pero por poco se podría apreciar eso, pues el choque entre metales fue más que fogoso. El hacha del Inuzuka se clavaría en el suelo, partiendo en dos mitades la dantesca estrella de metal.
—¡Vuelves a demostrar tus maravillosos modales!
El Inuzuka se jactó de que con las mismas, el Uchiha volvía a mostrar sus cualidades. Pero no dejaría las cosas así, no señor. Apenas bloqueado el ataque de su antagonista, Etsu corrió para atacar ono en mano. Su intención era sencilla, lanzarse en una acometida directa y en última instancia, saltar en diagonal hacia su flanco izquierdo lanzando un tajo horizontal con su arma. El objetivo de ese ataque era el torso del Uchiha, ni mas ni menos.
«¿Y qué esperabas de éste Uchiha...?»
Lanzó el metal al aire, y tras dejarlo suspendido en el mismo por unos segundos, lo tomó con la mano contraria en una singular acrobacia. Justo tras tomarla con la otra mano, pasó el metal por detrás de su cadera, punto desde el cuál lanzó el arma directa y sin titubeos hacia Akane. Sin esperar apenas, antepuso su zurda a su pecho, y en apenas un abrir y cerrar de ojos apareció de la nada un gigantesco shuriken. Ni corto ni perezoso, Datsue lanzó con las mismas la dantesca estrella metálica. Estaba claro que no iba a jugar demasiado, estaba más que dispuesto a destrozar a los Inuzukas.
Akane fue el primero en reaccionar, pues su contra había sido la primera en ser realizada. Sin predisposición a retroceder, el can efectuó un salto a ras del suelo, buscando la diagonal entre el flanco derecho y su frente. No solo buscaba dejar de lado el lanzamiento del shuriken, si no recortar las distancias para con el Uchiha. Apenas tocase el suelo desde su posición, volvería a saltar, pero ésta vez girando sobre sí mismo. Tanto giraría sobre sí, que rápidamente tomaría una forma parecida a un torbellino, uno formado únicamente por garras que golpeaban a diestro y siniestro.
—¡¡Rrrrtttsuuuuuga!! —bramó el can en su acometida.
Entre tanto, Etsu habría tomado con la diestra su ono, y con las mismas la blandiría en una estocada vertical, directa contra el gigantesco shuriken. El hacha del Inuzuka brilló con un especial recelo, pero por poco se podría apreciar eso, pues el choque entre metales fue más que fogoso. El hacha del Inuzuka se clavaría en el suelo, partiendo en dos mitades la dantesca estrella de metal.
—¡Vuelves a demostrar tus maravillosos modales!
El Inuzuka se jactó de que con las mismas, el Uchiha volvía a mostrar sus cualidades. Pero no dejaría las cosas así, no señor. Apenas bloqueado el ataque de su antagonista, Etsu corrió para atacar ono en mano. Su intención era sencilla, lanzarse en una acometida directa y en última instancia, saltar en diagonal hacia su flanco izquierdo lanzando un tajo horizontal con su arma. El objetivo de ese ataque era el torso del Uchiha, ni mas ni menos.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~