5/05/2020, 15:13
—Con su permiso, entonces —dijo mientras tomaba una silla y se sentaba en el extremo más lejano de la mesa, para luego llamar al camarero—. Quisiera un té de cayena, el más dulce que tenga.
El hombre coloco su sombrero a un lado, para luego tomar un pequeño pañuelo y limpiar el sudor que le molestaba. Todo esto con una lentitud y una paciencia casi irritantes, casi adredes.
—Me pueden llamar, Takuto, solo Takuto —declaro fijando sus iris de un naranja oscuro en el grupo—. Represento a la fundidora Makuhara y me gustaría proponerles que trabajaran bajo nuestro patrocinio.
Allí estaba, directo al punto, pero sin revelar más información de la necesaria antes de recibir una respuesta.
El hombre coloco su sombrero a un lado, para luego tomar un pequeño pañuelo y limpiar el sudor que le molestaba. Todo esto con una lentitud y una paciencia casi irritantes, casi adredes.
—Me pueden llamar, Takuto, solo Takuto —declaro fijando sus iris de un naranja oscuro en el grupo—. Represento a la fundidora Makuhara y me gustaría proponerles que trabajaran bajo nuestro patrocinio.
Allí estaba, directo al punto, pero sin revelar más información de la necesaria antes de recibir una respuesta.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)