7/05/2020, 19:48
Poco a poco el truco salió a la luz. Mientras la Hana que parecía ilesa se abalanzaba sobre mí, el humo de la bomba desapareció como había aparecido, dejando a la vista una segunda Hana, esta si, herida.
Si mi golpe había impactado, lo mas probable es que la Hana herida fuera la real, o se habría desecho. También había otras posibilidades, pero tenía que jugarmela a quizás, mi último movimiento. Por qué era posible que fallase y fuese derrotado.
Sabía la distancia que nos separaba a mi y ambas Hanas. Pero esperaba que no conociese la técnica. Había empezado a dejar fluir el chakra por el filo de la espada mientras el humo terminaba de disiparse y la Hana, que yo creia falsa, se abalanzaba sobre mi.
Justo antes de entrar al alcance de su espada, gire la muñeca para reflejar la luz del filo de Aichō, una luz que se vería de diferentes colores según la posición del observador, pues había usado en ella un metal con esas propiedades.
Estaba en el rango justo, pero esperaba haber pillado, esta vez yo en vez de ella a mi, a Hana por sorpresa. Eso me daría el tiempo suficiente para mi siguiente acción.
Con mi mano libre, formularia el sello del carnero. Un solo sello bastaba. Algunos usaban esta técnica para evadir los ataques del oponente, para otros, era nuestro método mas eficaz de acercanos a aquellos que preferían mantener las distancias.
Y eso fue lo que hice. Acercarme a la Hana malherida, suponiendo que si fuese un clon, habría desaparecido por el daño, y rezando para no estar equivocado. Me acercaría en diagonal a toda velocidad por el lado mas alejado del borde del estadio y una vez allí...
Un nuevo corte sobre la pierna de Hana. Eso si, con cuidado de no rebanarle la pierna. Seria suficiente con una herida lo bastante fea para dejar una segunda cicatriz.
Si mi golpe había impactado, lo mas probable es que la Hana herida fuera la real, o se habría desecho. También había otras posibilidades, pero tenía que jugarmela a quizás, mi último movimiento. Por qué era posible que fallase y fuese derrotado.
Sabía la distancia que nos separaba a mi y ambas Hanas. Pero esperaba que no conociese la técnica. Había empezado a dejar fluir el chakra por el filo de la espada mientras el humo terminaba de disiparse y la Hana, que yo creia falsa, se abalanzaba sobre mi.
Justo antes de entrar al alcance de su espada, gire la muñeca para reflejar la luz del filo de Aichō, una luz que se vería de diferentes colores según la posición del observador, pues había usado en ella un metal con esas propiedades.
Estaba en el rango justo, pero esperaba haber pillado, esta vez yo en vez de ella a mi, a Hana por sorpresa. Eso me daría el tiempo suficiente para mi siguiente acción.
Con mi mano libre, formularia el sello del carnero. Un solo sello bastaba. Algunos usaban esta técnica para evadir los ataques del oponente, para otros, era nuestro método mas eficaz de acercanos a aquellos que preferían mantener las distancias.
Y eso fue lo que hice. Acercarme a la Hana malherida, suponiendo que si fuese un clon, habría desaparecido por el daño, y rezando para no estar equivocado. Me acercaría en diagonal a toda velocidad por el lado mas alejado del borde del estadio y una vez allí...
Un nuevo corte sobre la pierna de Hana. Eso si, con cuidado de no rebanarle la pierna. Seria suficiente con una herida lo bastante fea para dejar una segunda cicatriz.