8/05/2020, 00:44
El peliblanco se notaba realmente emocionado al adentrarse y tomar asiento dentro de tal bestia de metal y madera. Ranko sonreía todo el rato, alegre de ver la maravilla en los ojos de su amigo.
—S-sí, es como un edificio móvil, supongo —A través de la ventana, solamente quedaban algunos pocos pasajeros por abordar. Sus siluetas eran lentamente devoradas por los vagones —. Creo… Creo que no t-tardaremos mucho en salir…
Ranko buscó entre sus cosas y sacó un pequeño paquete envuelto en tela beis. Eran varias galletas cuadradas. La chica tomaría una y ofrecería una a Kazuma.
—M-madre hizo éstas anoche, y-y las dejó listas para cuando yo saliera. Di-dice que aguantan un buen rato sin echarse a perder…
Tomase una o no, Ranko metería el resto de los bocadillos de vuelta a su equipaje. Eran galletas grandes, de forma casi perfectamente cuadradas, con un ligero olor a vainilla. Estaban crujientes, y se notaba un sabor extraño, alguna especia que evitaba que la galleta resultase demasiado dulce. Su sabor era bastante agradable.
Unos minutos después, el tren haría un súbito pero brevísimo movimiento hacia adelante, casi lanzando a los pasajeros contra sus asientos. Luego comenzaría a acelerar lentamente. La estación pronto quedaría atrás, y el risco a metros a la derecha parecería moverse. Varios minutos más, alcanzarían gran velocidad sobre los rieles, y sólo los árboles lejanos se verían inmóviles.
—¡Y esto e-es un viaje en tren! ¿A que mola? —dijo Ranko con una enorme sonrisa y un leve brillo de rojo en sus mejillas.
—S-sí, es como un edificio móvil, supongo —A través de la ventana, solamente quedaban algunos pocos pasajeros por abordar. Sus siluetas eran lentamente devoradas por los vagones —. Creo… Creo que no t-tardaremos mucho en salir…
Ranko buscó entre sus cosas y sacó un pequeño paquete envuelto en tela beis. Eran varias galletas cuadradas. La chica tomaría una y ofrecería una a Kazuma.
—M-madre hizo éstas anoche, y-y las dejó listas para cuando yo saliera. Di-dice que aguantan un buen rato sin echarse a perder…
Tomase una o no, Ranko metería el resto de los bocadillos de vuelta a su equipaje. Eran galletas grandes, de forma casi perfectamente cuadradas, con un ligero olor a vainilla. Estaban crujientes, y se notaba un sabor extraño, alguna especia que evitaba que la galleta resultase demasiado dulce. Su sabor era bastante agradable.
Unos minutos después, el tren haría un súbito pero brevísimo movimiento hacia adelante, casi lanzando a los pasajeros contra sus asientos. Luego comenzaría a acelerar lentamente. La estación pronto quedaría atrás, y el risco a metros a la derecha parecería moverse. Varios minutos más, alcanzarían gran velocidad sobre los rieles, y sólo los árboles lejanos se verían inmóviles.
—¡Y esto e-es un viaje en tren! ¿A que mola? —dijo Ranko con una enorme sonrisa y un leve brillo de rojo en sus mejillas.
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