8/05/2020, 22:46
—¡¿M-Man…?!
La Kusajin se tapó la boca con las manos para evitar repetir la palabra. El color de su rostro pasó a carmesí en un instante.
"Me… Me llamó… Me llamó… ¿así?
La mente de la chica hizo corto circuito por un momento. Nunca le habían llamado con esa palabra, y si bien no era una mala palabra en sí, que alguien usara el nombre de los genitales para referirse a uno en un lugar público era…
"Porque Ayame-san no me llamaría así a propósito, ¿Verdad? No es un apodo grosero, sino un error honesto, ¿Verdad? Tal vez… tal vez confundió el ran, la orquídea, algunos dicen que algunas especies tienen forma de…"
Lo que sacó a Ranko de su ensimismamiento fue la pronta retirada de Ayame. O al menos su intento, pues Ranko no querría quedarse con la duda.
—¿A-ah? ¡E-espera, Ayame-san! ¡Ra… Ranko! ¡Es Ranko! —Normalmente la Amejin habría escapado de la de la trenza gracias a su velocidad, pero en este caso la Kusajin estaba entrando a la tienda, por lo que no le costó moverse para cortarle el paso a Ayame entre las islas rotatorias de perchas y vestidos bonitos. ¿Por qué lo había hecho? Tal vez un instinto de aquí-algo-no-anda-bien. O solamente las ganas de que la chica de la luna le llamara por su nombre verdadero —. Mi nombre es Ranko —Se daría una suave palmada en el pecho, como quien se presenta con alguien que no habla el mismo idioma —. ¿S-s-se encuentra bien Ayame-san?
La Kusajin se tapó la boca con las manos para evitar repetir la palabra. El color de su rostro pasó a carmesí en un instante.
"Me… Me llamó… Me llamó… ¿así?
La mente de la chica hizo corto circuito por un momento. Nunca le habían llamado con esa palabra, y si bien no era una mala palabra en sí, que alguien usara el nombre de los genitales para referirse a uno en un lugar público era…
"Porque Ayame-san no me llamaría así a propósito, ¿Verdad? No es un apodo grosero, sino un error honesto, ¿Verdad? Tal vez… tal vez confundió el ran, la orquídea, algunos dicen que algunas especies tienen forma de…"
Lo que sacó a Ranko de su ensimismamiento fue la pronta retirada de Ayame. O al menos su intento, pues Ranko no querría quedarse con la duda.
—¿A-ah? ¡E-espera, Ayame-san! ¡Ra… Ranko! ¡Es Ranko! —Normalmente la Amejin habría escapado de la de la trenza gracias a su velocidad, pero en este caso la Kusajin estaba entrando a la tienda, por lo que no le costó moverse para cortarle el paso a Ayame entre las islas rotatorias de perchas y vestidos bonitos. ¿Por qué lo había hecho? Tal vez un instinto de aquí-algo-no-anda-bien. O solamente las ganas de que la chica de la luna le llamara por su nombre verdadero —. Mi nombre es Ranko —Se daría una suave palmada en el pecho, como quien se presenta con alguien que no habla el mismo idioma —. ¿S-s-se encuentra bien Ayame-san?
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