9/05/2020, 14:31
—¿A-ah? ¡E-espera, Ayame-san! ¡Ra… Ranko! ¡Es Ranko! —exclamó la Kusajin.
«¡Ranko, es verdad, maldita sea!» Ayame se abofeteó internamente. Genial. Absolutamente genial. Ahora lo último que le faltaba era ofender a un Kusajin sin darse cuenta de ello. Pero no respondió. Simplemente intentó evitarla y dirigirse hacia la salida de la tienda.
Pero Ranko se interpuso en su camino, bloqueándola.
—Mi nombre es Ranko —repitió, señalándose a sí misma.
—Ah... Es verdad, Ranko-san... ¡Lo siento mucho, soy un desastre para los nombres y las caras! —se disculpó, con una pronunciada reverencia. Exageradamente pronunciada, de hecho.
—¿S-s-se encuentra bien Ayame-san?
A Ayame no le quedó otra que lanzar un largo suspiro y se pellizó el puente de la nariz.
—S... Sí... —Mentira—. Es que llevo prisa y... y... —Más y más mentiras.
Detestaba tener que hacerlo... ¡Ella ni siquiera sabía mentir!
«¡Ranko, es verdad, maldita sea!» Ayame se abofeteó internamente. Genial. Absolutamente genial. Ahora lo último que le faltaba era ofender a un Kusajin sin darse cuenta de ello. Pero no respondió. Simplemente intentó evitarla y dirigirse hacia la salida de la tienda.
Pero Ranko se interpuso en su camino, bloqueándola.
—Mi nombre es Ranko —repitió, señalándose a sí misma.
—Ah... Es verdad, Ranko-san... ¡Lo siento mucho, soy un desastre para los nombres y las caras! —se disculpó, con una pronunciada reverencia. Exageradamente pronunciada, de hecho.
—¿S-s-se encuentra bien Ayame-san?
A Ayame no le quedó otra que lanzar un largo suspiro y se pellizó el puente de la nariz.
—S... Sí... —Mentira—. Es que llevo prisa y... y... —Más y más mentiras.
Detestaba tener que hacerlo... ¡Ella ni siquiera sabía mentir!