11/05/2020, 12:14
(Última modificación: 11/05/2020, 12:15 por Sasaki Reiji.)
Por suerte, no hubo sangre. Solo trozos de roca y polvo que cayeron al suelo poco después de atravesar al clon de lado a lado. Suspiré, aliviado de haber acertado con quien era la Hana real, y quien el clon.
Por lo menos, ya solo quedaba la real. Ya no sería tan agotador luchar. Por que defenderme de los golpes de una, o estar persiguiendo por el estado a dos Hanas, hubiese sido agotador. Pero hubiese llegado igualmente hasta el final, hasta que mi cuerpo, o el de ella dijese basta.
Sin embargo, cuando mire fijamente a Hana, esta soltó la Kodachi, y yo inmediatamente me preparé para los sellos que pudiese hacer. Pero nada de eso sucedió.
— ¡Vale! ¡Para, para! ¡Me rindo!
Me quedé parado un segundo para asimilarlo y después suspiré mientras envainaba lentamente la espada. Aunque me hubiera gustado llegar al final, ciertamente no podía quejarme, había sido un buen combate, aunque yo no lo había hecho tan bien como debería. Si hubieran sido enemigos de verdad y no Hana, probablemente habría muerto.
Me acerqué al centro del estadio, donde había caído al suelo Tsubame, para recuperarla y devolverla a su vaina. Mas tarde tendría que revisar el filo de ambas espadas, sobretodo, el de Aichō, que era el que peor parado había salido.
Luego fui hasta donde estaba Hana y le tendí la mano para ayudarla a ponerse de pie.
—Perdona lo del principio, pensé que seria buena estrategia usar lo sucedido en el combate anterior para intimidar a mi rival. Ha sido un buen combate, no te sientas perdedora, lo has hecho genial.
Si aceptaba mi mano para ponerse en pie, alzaría su mano como si ambos hubiésemos ganado el combate y la ayudaría también, si hacia falta, a despedirse de los Kages y el publico con una reverencia.
»Vamos, te ayudaré a llegar hasta la enfermería.
Por lo menos, ya solo quedaba la real. Ya no sería tan agotador luchar. Por que defenderme de los golpes de una, o estar persiguiendo por el estado a dos Hanas, hubiese sido agotador. Pero hubiese llegado igualmente hasta el final, hasta que mi cuerpo, o el de ella dijese basta.
Sin embargo, cuando mire fijamente a Hana, esta soltó la Kodachi, y yo inmediatamente me preparé para los sellos que pudiese hacer. Pero nada de eso sucedió.
— ¡Vale! ¡Para, para! ¡Me rindo!
Me quedé parado un segundo para asimilarlo y después suspiré mientras envainaba lentamente la espada. Aunque me hubiera gustado llegar al final, ciertamente no podía quejarme, había sido un buen combate, aunque yo no lo había hecho tan bien como debería. Si hubieran sido enemigos de verdad y no Hana, probablemente habría muerto.
Me acerqué al centro del estadio, donde había caído al suelo Tsubame, para recuperarla y devolverla a su vaina. Mas tarde tendría que revisar el filo de ambas espadas, sobretodo, el de Aichō, que era el que peor parado había salido.
Luego fui hasta donde estaba Hana y le tendí la mano para ayudarla a ponerse de pie.
—Perdona lo del principio, pensé que seria buena estrategia usar lo sucedido en el combate anterior para intimidar a mi rival. Ha sido un buen combate, no te sientas perdedora, lo has hecho genial.
Si aceptaba mi mano para ponerse en pie, alzaría su mano como si ambos hubiésemos ganado el combate y la ayudaría también, si hacia falta, a despedirse de los Kages y el publico con una reverencia.
»Vamos, te ayudaré a llegar hasta la enfermería.