11/05/2020, 16:11
Eri la vio allí: la sirena se había convertido en un pájaro acuático, aguardándola con el sello del tigre, mirando hacia ella. Su puño se quedó volando cuando un proyectil de agua salió despedida contra ella, que recibió en un vano intento de cubrirse con sus manos, jutándolas delante de sí misma.
—¡Aah! —chilló mientras era arrastrada, sin dejar de mantener sus manos unidas, hasta que se deshizo el agua que la arrolló.
Y, mientras caía, Ayame podría ver el sello del carnero realizado por las manos de Eri, la cual se envolvió en más rayos, esta vez negros; que se fusionaron con los que ya la rodeaban. De ellos, dos panteras eléctricas surgieron en dirección a Ayame a toda velocidad.
—¡Aah! —chilló mientras era arrastrada, sin dejar de mantener sus manos unidas, hasta que se deshizo el agua que la arrolló.
Y, mientras caía, Ayame podría ver el sello del carnero realizado por las manos de Eri, la cual se envolvió en más rayos, esta vez negros; que se fusionaron con los que ya la rodeaban. De ellos, dos panteras eléctricas surgieron en dirección a Ayame a toda velocidad.