13/05/2020, 02:14
(Última modificación: 13/05/2020, 02:15 por Uchiha Datsue.)
La mejor manera de describir los movimientos de Etsu es comparándolo con los de un borracho. Un borracho de manual, de estos que se ponen tan pesados que son expulsados de la taberna por el propio dueño, y que volvían a casa embarnizados en lodo y su propio vómito de tantas veces que se habían caído por el camino. Eran movimientos erráticos, totalmente sinsentido e impredecibles. Incluso para su Sharingan.
«¿Qué coño…?», pensó, incrédulo, cuando levantó la mano para prevenir un puñetazo y se encontró con una finta. ¿Cuándo era la última vez que habían engañado a sus ojos con una? Probablemente hubiese sido Uchiha Raito, pero de lo que sí estaba seguro es que de eso hacía más de un año.
La segunda sorpresa llegó con la patada que siguió al puñetazo. Al aire, sin lógica alguna. Sin lógica alguna hasta que sus ojos distinguieron la composición elemental del chakra que salió propulsado de aquel golpe, claro. Fūton. Entonces lo comprendió, al mismo tiempo que recibía el impacto en el pecho.
—¡Tsk…! —apretó los dientes, tan molesto por el dolor como por haber recibido el primer golpe del combate.
Apenas vio que Etsu se lanzaba a por él con las piernas por delante, él saltó justo en el último segundo. Quizá su Sharingan no era capaz de predecir sus movimientos, pero sus reflejos seguían siendo altos, y tenía la destreza de un malabarista de circo. El pie de Etsu pasó rozándole, y él, para no perderle de vista, giró en el aire para acabar con la cabeza apuntando al suelo y los pies al cielo, mientras el kusajin pasaba de largo.
En sus manos se formaron tres sellos. De pronto, el suelo empezó a retorcerse, avanzando hacia Etsu y allí donde iba a aterrizar. No sería un aterrizaje limpio. Rocas tan puntiagudas como lanzas de guerra le aguardaban.
Finalmente, el Uchiha apoyó la palma de la mano en el suelo liso para darse un pequeño impulso y completar la pirueta, aterrizando con los pies. Sus ojos, alerta, miraron de refilón, y por un instante, el cuerpo inconsciente del perro —ahora a sus espaldas—. Lo único que le faltaba para completar el momento de sorpresas era que el perro se despertase y le atacase a traición. Cosa que no debería pillarle desprevenido. Después de todo, ya lo dice el dicho:
«¿Qué coño…?», pensó, incrédulo, cuando levantó la mano para prevenir un puñetazo y se encontró con una finta. ¿Cuándo era la última vez que habían engañado a sus ojos con una? Probablemente hubiese sido Uchiha Raito, pero de lo que sí estaba seguro es que de eso hacía más de un año.
La segunda sorpresa llegó con la patada que siguió al puñetazo. Al aire, sin lógica alguna. Sin lógica alguna hasta que sus ojos distinguieron la composición elemental del chakra que salió propulsado de aquel golpe, claro. Fūton. Entonces lo comprendió, al mismo tiempo que recibía el impacto en el pecho.
—¡Tsk…! —apretó los dientes, tan molesto por el dolor como por haber recibido el primer golpe del combate.
Apenas vio que Etsu se lanzaba a por él con las piernas por delante, él saltó justo en el último segundo. Quizá su Sharingan no era capaz de predecir sus movimientos, pero sus reflejos seguían siendo altos, y tenía la destreza de un malabarista de circo. El pie de Etsu pasó rozándole, y él, para no perderle de vista, giró en el aire para acabar con la cabeza apuntando al suelo y los pies al cielo, mientras el kusajin pasaba de largo.
En sus manos se formaron tres sellos. De pronto, el suelo empezó a retorcerse, avanzando hacia Etsu y allí donde iba a aterrizar. No sería un aterrizaje limpio. Rocas tan puntiagudas como lanzas de guerra le aguardaban.
Finalmente, el Uchiha apoyó la palma de la mano en el suelo liso para darse un pequeño impulso y completar la pirueta, aterrizando con los pies. Sus ojos, alerta, miraron de refilón, y por un instante, el cuerpo inconsciente del perro —ahora a sus espaldas—. Lo único que le faltaba para completar el momento de sorpresas era que el perro se despertase y le atacase a traición. Cosa que no debería pillarle desprevenido. Después de todo, ya lo dice el dicho:
Los perros se parecen a sus dueños.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado