14/05/2020, 20:33
Las horas de sueño fueron reparadoras, aunque estuvieron llenas de las imágenes del tren, que parecían haberse quedado adheridas a su conciencia. Luego de que Ranko le llamase, solo le tomo un cuarto de hora el estar listo y bajar a desayunar. Se sentó a la mesa con unos cuantos panqueques, una ración de queso casero y una taza que, tal como le gustaba, tenía el equilibrio perfecto entre leche y café.
Luego de satisfecho su apetito, Kazuma partió en busca de lo necesario para el viaje. Lo primero que consiguió fue un mapa que, con ayuda del vendedor, tenía trazada la ruta idónea hasta las Minas de Akuma.
—Aquí esta —diría mientras se sentaba frente a Ranko y extendía el mapa en la mesa—. Para llegar a nuestro destino, el mejor de los caminos es avanzar hacia el norte siguiendo la ribera oeste del río —señalo la ruta con el dedo, y aunque no había perdida, parecía bastante larga—. Creo que lo mejor es hacer el recorrido a pie: podríamos alquilar unos camellos, pero me lo desaconsejaron por no haberlos montado antes. Además, si ocurre algo los tendríamos que dejar atrás.
En teoría, aunque fuese a pie, el camino ribereño debiera de resultar sencillo: había vegetación y una fuente de agua segura, aunque le habían advertido que tuviese cuidado con los animales del río.
—¿Qué te parece, Ranko-san? —pregunto, por si había algo más que tomar en cuenta u otras opciones.
Luego de satisfecho su apetito, Kazuma partió en busca de lo necesario para el viaje. Lo primero que consiguió fue un mapa que, con ayuda del vendedor, tenía trazada la ruta idónea hasta las Minas de Akuma.
—Aquí esta —diría mientras se sentaba frente a Ranko y extendía el mapa en la mesa—. Para llegar a nuestro destino, el mejor de los caminos es avanzar hacia el norte siguiendo la ribera oeste del río —señalo la ruta con el dedo, y aunque no había perdida, parecía bastante larga—. Creo que lo mejor es hacer el recorrido a pie: podríamos alquilar unos camellos, pero me lo desaconsejaron por no haberlos montado antes. Además, si ocurre algo los tendríamos que dejar atrás.
En teoría, aunque fuese a pie, el camino ribereño debiera de resultar sencillo: había vegetación y una fuente de agua segura, aunque le habían advertido que tuviese cuidado con los animales del río.
—¿Qué te parece, Ranko-san? —pregunto, por si había algo más que tomar en cuenta u otras opciones.