14/05/2020, 21:34
Y de pronto, las tornas cambiaban, aunque fuese tan solo un poco. Los movimientos erráticos y sin sentido del Inuzuka dejaron perplejo al experimentado Uchiha, que incluso intentó bloquear un puñetazo que no fue a otro sitio que al suelo. Sin embargo no llegó a bloquear la patada, que con determinación y sorpresa encajó en su pecho. Un primer golpe —acompañado de un vitoreo por parte de al menos otros dos Inuzukas— marcó un antes y un después, y seguramente una mueca de desconcierto en el rostro de Datsue que le hubiese encantado ver al rastas.
«¡BIEN!»
La acometida continuaba,fugaz como ella misma, y el Inuzuka prosiguió el combo intentando ahora sorprenderle con un deslizamiento que pretendía tirar al suelo al jönin. Sin embargo sus reflejos no eran para nada malos, el Uchiha saltó para evadir a duras penas la patada, la cual terminó sin topar con más que aire. En el mismo salto, Datsue inició una corta serie de sellos, y el suelo al que iba a parar el rastas comenzó a quebrarse como una tostada olvidada en el horno por varios días.
Pero como un buen bocadillo de chorizo bien caliente al sol, el Inuzuka se repitió. Con un mero sello de mano, tal y como había pasado el rastas para un lado, volvió hacia el otro. Sus piernas le impulsaron de regreso, haciendo que el Inuzuka se reencontrase con su amor platónico. Obviamente, pura ironía.
Cabe decir que como consecuencia, dejó de lado una mortífera trampa que el jönin había elaborado, pues el crujir de suelo anunció un posible final de lo más desalentador. El de orbes rojizos buscó con su mano el suelo, ya que se encontraba con la cabeza hacia el mismo en pleno salto, intentando buscar un punto de apoyo para finalizar la acrobacia. Pero apenas hubiese tocado el suelo su mano, la diestra del Inuzuka agarraría la muñeca o brazo del Uchiha, y con la zurda golpearía su pecho para tomarlo de un jalón que arrastraría al mismo de cara hacia el suelo. La fuerza centrífuga, además de que el Uchiha solo disponía de un brazo, seguramente inclinarían la balanza a su favor. Pero si algo le había enseñado ese tipo, era que no podía fiarse ni teniendo en mente que tenía una maravillosa oportunidad.
«¡HIJO DE PUTA! ¡ESO POR AKANE!»
Nada más realizado el golpe, Etsu buscaría rápidamente girar sobre sí mismo, y aprovechando el contacto físico con el Uchiha lo abrazaría como al amor de su vida. Llegado el punto en que el abrazo de oso fuese del todo certero, y buscando con ello que el Uchiha no pudiese mezclar las manos en una sucesión de sellos, el Inuzuka clavaría una rodilla y la sucedería la otra. Tras ello plantaría el pié de la diestra, y con ello le sucedería la contraria, para dar lugar a que ambos se levantasen. Pero el Inuzuka no solo iba a abrazarlo y ayudarle a levantarse, con las mismas siguió ayudando al Uchiha a levantarse, hasta que se sobrepasó a sí mismo... y terminaría cayendo por su propio peso tras el Inuzuka. Con ello el Uchiha posiblemente terminase golpeándose la cabeza, el cuello, o algo.
—¡¡INUZUUUUUUKAAAAA SUUUUUUPLEX!! —bramaría con ello.
«¡BIEN!»
La acometida continuaba,fugaz como ella misma, y el Inuzuka prosiguió el combo intentando ahora sorprenderle con un deslizamiento que pretendía tirar al suelo al jönin. Sin embargo sus reflejos no eran para nada malos, el Uchiha saltó para evadir a duras penas la patada, la cual terminó sin topar con más que aire. En el mismo salto, Datsue inició una corta serie de sellos, y el suelo al que iba a parar el rastas comenzó a quebrarse como una tostada olvidada en el horno por varios días.
Pero como un buen bocadillo de chorizo bien caliente al sol, el Inuzuka se repitió. Con un mero sello de mano, tal y como había pasado el rastas para un lado, volvió hacia el otro. Sus piernas le impulsaron de regreso, haciendo que el Inuzuka se reencontrase con su amor platónico. Obviamente, pura ironía.
Cabe decir que como consecuencia, dejó de lado una mortífera trampa que el jönin había elaborado, pues el crujir de suelo anunció un posible final de lo más desalentador. El de orbes rojizos buscó con su mano el suelo, ya que se encontraba con la cabeza hacia el mismo en pleno salto, intentando buscar un punto de apoyo para finalizar la acrobacia. Pero apenas hubiese tocado el suelo su mano, la diestra del Inuzuka agarraría la muñeca o brazo del Uchiha, y con la zurda golpearía su pecho para tomarlo de un jalón que arrastraría al mismo de cara hacia el suelo. La fuerza centrífuga, además de que el Uchiha solo disponía de un brazo, seguramente inclinarían la balanza a su favor. Pero si algo le había enseñado ese tipo, era que no podía fiarse ni teniendo en mente que tenía una maravillosa oportunidad.
«¡HIJO DE PUTA! ¡ESO POR AKANE!»
Nada más realizado el golpe, Etsu buscaría rápidamente girar sobre sí mismo, y aprovechando el contacto físico con el Uchiha lo abrazaría como al amor de su vida. Llegado el punto en que el abrazo de oso fuese del todo certero, y buscando con ello que el Uchiha no pudiese mezclar las manos en una sucesión de sellos, el Inuzuka clavaría una rodilla y la sucedería la otra. Tras ello plantaría el pié de la diestra, y con ello le sucedería la contraria, para dar lugar a que ambos se levantasen. Pero el Inuzuka no solo iba a abrazarlo y ayudarle a levantarse, con las mismas siguió ayudando al Uchiha a levantarse, hasta que se sobrepasó a sí mismo... y terminaría cayendo por su propio peso tras el Inuzuka. Con ello el Uchiha posiblemente terminase golpeándose la cabeza, el cuello, o algo.
—¡¡INUZUUUUUUKAAAAA SUUUUUUPLEX!! —bramaría con ello.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~