16/05/2020, 23:48
Oyó como los pasos se detuvieron en seco, por lo que inclinó un poco la cabeza. Hana estaba de pie frente a ella, con varias mantas entre sus manos y un gesto malhumorado. ¿Quería que se fuera a dormir al sofá, después de haberle dicho lo contrario? ¿O tal vez estaba molesta por campar a sus anchas en su habitación? Seguramente sería lo último, pero ya comenzaba a estar quemada tras aquel largo día. Había prometido comportarse por su madre, a la que tanto quería, pero ya era suficiente para ella.
Se levantó y le arrebató las mantas, sin dirigirle la palabra y con la misma mirada que ella le había dirigido.
— Tranquila, ya duermo yo en el sofá; aunque estoy más acostumbrada a dormir en el suelo, te doy gracias por tal comodidad — dijo en la puerta para después cerrarla de la misma forma, que la rubia había hecho antes de la cena.
Se levantó y le arrebató las mantas, sin dirigirle la palabra y con la misma mirada que ella le había dirigido.
— Tranquila, ya duermo yo en el sofá; aunque estoy más acostumbrada a dormir en el suelo, te doy gracias por tal comodidad — dijo en la puerta para después cerrarla de la misma forma, que la rubia había hecho antes de la cena.