17/05/2020, 01:06
— Tranquila, ya duermo yo en el sofá; aunque estoy más acostumbrada a dormir en el suelo, te doy gracias por tal comodidad
Con una agilidad que no esperaba en Ren le arrebató las mantas de las manos y se fue para la puerta ante la atonita mirada de Hana. Sin embargo, la rubia reaccionó a tiempo para que la puerta no llegase a cerrarse, poniendo su pie justo en el marco de la misma, haciendo que rebotase, quedando abierta de par en par. Antes de que Ren pudiese alejarse un apice, la agarró de la camiseta y tiró de ella hacia dentro de la habitación.
La morena cayó de culo mientras Hana le arrebataba las mantas y cerraba la puerta con el pie de nuevo.
— No te hagas la mártir conmigo, yo voy a dormir en el sofá. Solo quería coger un cojín y tú estabas en medio pero no quería decirte que te apartaras porque sabía que ibas a exagerar, y mira por donde, aquí estás, exagerando.
Se volteó para coger uno de los cojines esponjosos y peludos que tenía encima de la cama mientras sujetaba con la otra mano las mantas. Entonces encaró la puerta sin mirar a Ren, para darse cuenta de que no podía abrirla. Se volvió a girar hacia Ren, avergonzada por tener que hablar con ella después de su discurso.
— Ahora abreme la puerta para que me vaya.
Con una agilidad que no esperaba en Ren le arrebató las mantas de las manos y se fue para la puerta ante la atonita mirada de Hana. Sin embargo, la rubia reaccionó a tiempo para que la puerta no llegase a cerrarse, poniendo su pie justo en el marco de la misma, haciendo que rebotase, quedando abierta de par en par. Antes de que Ren pudiese alejarse un apice, la agarró de la camiseta y tiró de ella hacia dentro de la habitación.
La morena cayó de culo mientras Hana le arrebataba las mantas y cerraba la puerta con el pie de nuevo.
— No te hagas la mártir conmigo, yo voy a dormir en el sofá. Solo quería coger un cojín y tú estabas en medio pero no quería decirte que te apartaras porque sabía que ibas a exagerar, y mira por donde, aquí estás, exagerando.
Se volteó para coger uno de los cojines esponjosos y peludos que tenía encima de la cama mientras sujetaba con la otra mano las mantas. Entonces encaró la puerta sin mirar a Ren, para darse cuenta de que no podía abrirla. Se volvió a girar hacia Ren, avergonzada por tener que hablar con ella después de su discurso.
— Ahora abreme la puerta para que me vaya.