18/05/2020, 02:43
(Última modificación: 24/05/2020, 23:22 por Inuzuka Etsu. Editado 1 vez en total.)
Daigo confirmó lo que Kuumi dijo, aunque parecía no recordar del todo lo que había pasado. El puto de Datsue tuvo que haberle dado realmente fuerte con esa técnica. Sin duda alguna, era de los oponentes más peligrosos, un auténtico desafío. Pero por otro lado, en realidad del resto tampoco es que supiese demasiado, quizás había oponentes incluso peores. A saber, en éste tipo de eventos siempre podías encontrarte sorpresas.
Por otro lado, la cena continuaba, y hasta hubo un buen rato en que tan solo se escuchaban los mordiscos, cubiertos y sorbos. No había nada que inculpar, sin duda la comida era excelente. Casi tan buena como la del dojo familiar, aunque tampoco era de extrañar... donde hay dinero, siempre hay buenos cocineros.
Entonces, Kuumi hizo un pequeño inciso, preguntando cómo veían las rondas que se venían encima. Etsu miró a Akane, y evidentemente ambos tenían la misma opinión al respecto.
—La verdad, nosotros tenemos más interés en medir fuerzas con otros que en quedar en lo más alto del torneo. Para nosotros es más entrenamiento. Es cosa del abuelo que nos hayamos presentado en realidad, para darle más publicidad al dojo, supongo que él y mi padre si que esperan un buen resultado... Pero en fin, daremos nuestro mayor esfuerzo.
¿Qué más decir? Era imposible predecir contra quiénes lucharían, y aunque supiesen los nombres... en un enfrentamiento entre shinobis, nunca sabías por dónde podían ir los tiros. Era como una ruleta rusa, sabes que hay un gran peligro, pero siempre te pilla por sorpresa.
—Y por favor, traiga otros dos platos de lo mismo —añadió a las palabras de Ranko, que trataba de pedir un refresco más.
Sin duda, los Inuzukas tenían un estómago a prueba de bombas. Al menos Akane, que era como un pozo sin fondo, pero sin el como.
Por otro lado, la cena continuaba, y hasta hubo un buen rato en que tan solo se escuchaban los mordiscos, cubiertos y sorbos. No había nada que inculpar, sin duda la comida era excelente. Casi tan buena como la del dojo familiar, aunque tampoco era de extrañar... donde hay dinero, siempre hay buenos cocineros.
Entonces, Kuumi hizo un pequeño inciso, preguntando cómo veían las rondas que se venían encima. Etsu miró a Akane, y evidentemente ambos tenían la misma opinión al respecto.
—La verdad, nosotros tenemos más interés en medir fuerzas con otros que en quedar en lo más alto del torneo. Para nosotros es más entrenamiento. Es cosa del abuelo que nos hayamos presentado en realidad, para darle más publicidad al dojo, supongo que él y mi padre si que esperan un buen resultado... Pero en fin, daremos nuestro mayor esfuerzo.
¿Qué más decir? Era imposible predecir contra quiénes lucharían, y aunque supiesen los nombres... en un enfrentamiento entre shinobis, nunca sabías por dónde podían ir los tiros. Era como una ruleta rusa, sabes que hay un gran peligro, pero siempre te pilla por sorpresa.
—Y por favor, traiga otros dos platos de lo mismo —añadió a las palabras de Ranko, que trataba de pedir un refresco más.
Sin duda, los Inuzukas tenían un estómago a prueba de bombas. Al menos Akane, que era como un pozo sin fondo, pero sin el como.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~