18/05/2020, 13:11
— No me da la puta gana ¿Delante de todo el mundo vas de dulce y amable; y a mí por una estúpida falda decides echarme la cruz? Oh, ya lo entiendo. Como lo has tenido todo toda tu vida, solo quieres más. Buenas notas, lista, guapa; no se preocupe princesa, estoy acostumbrada a dormir en los establos.
Hana necesitó varios segundos para reaccionar, para que todo lo que le acababa de soltar la morena se asentase. Era la primera vez en años que alguien la trataba así. Siendo una figura de autoridad, o te temen o te adoran, o hacen como que te adoran cuando estás delante. ¿Realmente pensaba Ren que aquello era por la falda? El problema era que Ren no respetaba la autoridad. Aquella tarde, incluso después de su primer roce, la había tratado como a una chica cualquiera. Eso era un peligro.
Y ahora, acababa de demostrarlo. La había arrinconado y soltado un sermón merecido. Con impresiones totalmente equivocadas, pero Hana no podía culparla, era lo que ella le había dejado ver. Sin embargo, no iba a dejar que eso acabase allí, la rubia se acercó devolviendole el sermón.
— ¿Crees que esto es por la estúpida falda? Te saltaste una norma. Desafiaste mi autoridad. Eres la típica alma libre que hace lo que quiere, cuando quiere. Eres un problema para mí. ¿Sabes lo mucho que he trabajado para esas notas? ¿Para este estatus? No, crees que todo es porque soy lista y guapa. Porque tú nunca te has esforzado. ¿Quieres irte tú al sofá? Adelante, plebeya.
Le estampó las mantas en el pecho esperando que por reflejo las agarrase y le tiraría el cojín a la cara. Después se tiraría en la cama, dandole la espalda a la morena. El enfado no le duraría demasiado, si no se iba en unos segundos, lo último que quería era que su archienemiga la viese llorar.
Hana necesitó varios segundos para reaccionar, para que todo lo que le acababa de soltar la morena se asentase. Era la primera vez en años que alguien la trataba así. Siendo una figura de autoridad, o te temen o te adoran, o hacen como que te adoran cuando estás delante. ¿Realmente pensaba Ren que aquello era por la falda? El problema era que Ren no respetaba la autoridad. Aquella tarde, incluso después de su primer roce, la había tratado como a una chica cualquiera. Eso era un peligro.
Y ahora, acababa de demostrarlo. La había arrinconado y soltado un sermón merecido. Con impresiones totalmente equivocadas, pero Hana no podía culparla, era lo que ella le había dejado ver. Sin embargo, no iba a dejar que eso acabase allí, la rubia se acercó devolviendole el sermón.
— ¿Crees que esto es por la estúpida falda? Te saltaste una norma. Desafiaste mi autoridad. Eres la típica alma libre que hace lo que quiere, cuando quiere. Eres un problema para mí. ¿Sabes lo mucho que he trabajado para esas notas? ¿Para este estatus? No, crees que todo es porque soy lista y guapa. Porque tú nunca te has esforzado. ¿Quieres irte tú al sofá? Adelante, plebeya.
Le estampó las mantas en el pecho esperando que por reflejo las agarrase y le tiraría el cojín a la cara. Después se tiraría en la cama, dandole la espalda a la morena. El enfado no le duraría demasiado, si no se iba en unos segundos, lo último que quería era que su archienemiga la viese llorar.