18/05/2020, 13:53
Acepto las sabanas sin problemas, y el cojín en el aire con gran destreza. Sin perder el ceño fruncido, cada una se separó; Hana se tiró sobre la cama y Ren se fué dando un portazo derecha al sofa.
— Lo hago por mama, lo hago por mama — replicaba entre dientes hacia el salón. Se sentó y después dejó las mantas por encima de ella de mala manera, quedándosele los piés fuera. — Puta niña malcriada...
Poco después, alguien avanzo por detrás de ella con un suave paso.
— ¿Ren? ¿Cariño estas despierta? — dijo un suave tono, mientras la miraba por encima del dorso del mueble.
— Si mama
— ¿Qué tal estas? ¿Estás cómoda? Pensaremos algo pronto para que puedas dormir a gusto, no te preocupes.
— Estoy bien mama — respondió algo molesta, pero su madre no quiso darle importancia; era habitual en ella hasta cierto punto.
— ¿Que tal te llevas con Hana-chan?
La joven refunfuño suavemente, tapándose un poco la cara y volviendo a cabrearse suavemente cuando la estaba calmando.
— Bien; solo estoy algo cansada. Ha sido un día largo y todo esto del traslado me agota bastante.
— Está bien; descansa Ren-Ren — le dio un beso en la mejilla que aceptó con mucho gusto; y su corazón volvió a calmarse.
Suspiró otra vez, como ya había hecho quinientas veces aquel día y se frotó la frente para bajar los dedos hasta sus ojos. Poco después, se quedó dormida. Debía ser fuerte, como siempre, y aguantar por su madre cualquier chaparrón que le cayera encima.
— Lo hago por mama, lo hago por mama — replicaba entre dientes hacia el salón. Se sentó y después dejó las mantas por encima de ella de mala manera, quedándosele los piés fuera. — Puta niña malcriada...
Poco después, alguien avanzo por detrás de ella con un suave paso.
— ¿Ren? ¿Cariño estas despierta? — dijo un suave tono, mientras la miraba por encima del dorso del mueble.
— Si mama
— ¿Qué tal estas? ¿Estás cómoda? Pensaremos algo pronto para que puedas dormir a gusto, no te preocupes.
— Estoy bien mama — respondió algo molesta, pero su madre no quiso darle importancia; era habitual en ella hasta cierto punto.
— ¿Que tal te llevas con Hana-chan?
La joven refunfuño suavemente, tapándose un poco la cara y volviendo a cabrearse suavemente cuando la estaba calmando.
— Bien; solo estoy algo cansada. Ha sido un día largo y todo esto del traslado me agota bastante.
— Está bien; descansa Ren-Ren — le dio un beso en la mejilla que aceptó con mucho gusto; y su corazón volvió a calmarse.
Suspiró otra vez, como ya había hecho quinientas veces aquel día y se frotó la frente para bajar los dedos hasta sus ojos. Poco después, se quedó dormida. Debía ser fuerte, como siempre, y aguantar por su madre cualquier chaparrón que le cayera encima.