20/05/2020, 17:05
Junko bufó.
—Ay, Takumi, Takumi... Pronto aprenderás que entre los ninjas de todas las Aldeas siempre hay cabroncetes dispuestos a estirar los límites de lo que se considera normal, amistoso o cortés —bebió un sorbo a su tercio—. Los ninjas somos guerreros, entre otras muchas cosas, y se espera de nosotros que nos comportemos como tales si participamos en un evento como el Torneo de los Dojos. ¿No pensarás que el ganador se iba a decidir a base de caricias, no? —apuntilló, jocosa.
Sólo un momento después, la chūnin pareció darse cuenta de que si lo que había querido era tranquilizar a su alumno respecto de aquella competición, probablemente estaba logrando todo lo contrario. Carraspeó, tomando otra pieza de sushi para engullirla.
—Tú no te preocupes por eso, pero joder, tampoco vayas en plan cagado a no querer llevarte ni una sola tollina. Hasta el ninja más débil tiene que ser capaz de aguantar un par de sopapos —aseguró, y ella bien lo sabía—. Tú da lo mejor de ti, aprovecha para divertirte en los Dojos, volverte más experimentado y conocer a otros shinobi extranjeros. Pese a lo que puedas oír en estos tiempos que corren, todas las Aldeas tienen gente buena y gente mala. Te vendrá bien aprenderlo de primera mano.
La Uzumaki calló entonces, dedicándose a terminarse varios platos más de sushi. Pese a que su complexión era marcadamente atlética y parecía una kunoichi muy en forma, probablemente especializada en el combate físico, la cantidad de pescado que era capaz de consumir podría resultarle sorprendente al genin.
—Ay, Takumi, Takumi... Pronto aprenderás que entre los ninjas de todas las Aldeas siempre hay cabroncetes dispuestos a estirar los límites de lo que se considera normal, amistoso o cortés —bebió un sorbo a su tercio—. Los ninjas somos guerreros, entre otras muchas cosas, y se espera de nosotros que nos comportemos como tales si participamos en un evento como el Torneo de los Dojos. ¿No pensarás que el ganador se iba a decidir a base de caricias, no? —apuntilló, jocosa.
Sólo un momento después, la chūnin pareció darse cuenta de que si lo que había querido era tranquilizar a su alumno respecto de aquella competición, probablemente estaba logrando todo lo contrario. Carraspeó, tomando otra pieza de sushi para engullirla.
—Tú no te preocupes por eso, pero joder, tampoco vayas en plan cagado a no querer llevarte ni una sola tollina. Hasta el ninja más débil tiene que ser capaz de aguantar un par de sopapos —aseguró, y ella bien lo sabía—. Tú da lo mejor de ti, aprovecha para divertirte en los Dojos, volverte más experimentado y conocer a otros shinobi extranjeros. Pese a lo que puedas oír en estos tiempos que corren, todas las Aldeas tienen gente buena y gente mala. Te vendrá bien aprenderlo de primera mano.
La Uzumaki calló entonces, dedicándose a terminarse varios platos más de sushi. Pese a que su complexión era marcadamente atlética y parecía una kunoichi muy en forma, probablemente especializada en el combate físico, la cantidad de pescado que era capaz de consumir podría resultarle sorprendente al genin.