22/05/2020, 02:55
Al principio la caminata era como una excursión, casi como un paseo, pues durante las primeras horas de la mañana el desierto es benevolente. Sin embargo, a medida que el día maduraba el sol pasaba de ser el cálido rey de los cielos a ser un tirano implacable. Pero la incomodidad no estaba solo arriba, la arena era algo nuevo para ambos ninjas. Dentro de su propio elemento, los densos bosques y las ramas de los árboles, moverse les era fácil; pero aquel terreno blando y cambiante hacia que cada paso costase el doble de esfuerzo, dificultando la marcha.
—Creo… Creo que extraño el Bosque de Hongos… —Le comentó la de la trenza a su amigo, con una risita nerviosa. Ella intentaba no acelerar mucho su paso para no dejarlo atrás.
—Este sitio no esta tan mal —comento, mientras trataba de mantener el paso—, tiene su propia belleza, de un modo brutal y agotador.
La marcha se mantuvo sin mayor problema, siempre siguiendo la ribera del río. Para cuando llego el crepúsculo y habían recorrido lo que podría juzgarse como medio camino, se hizo el momento propicio para descansar. Kazuma señalo unas palmeras cerca la ribera del río que parecían formar un perímetro.
Lo primero era hacerse con fuego, para calentarse y mantener alejadas a las bestias. Al principio podrían bastarse con una pequeña llama, pero pronto el helado soplo de la noche les obligaría a incrementar el tamaño de la fogata. Luego, podrían sacar la comida y alimentarse un poco.
—Hyakunen me no mezameni yobarete… Otoko tachi wa mukau, toki no suna wo kaeru journey —canturreo Kazuma mientras entre dos de las palmeras ataba un par de cuerdas, sobre las que iría estirada una lona—. Kusari no you tsuranaru…
Tardo más de lo esperado haciendo nudos y verificando la solides de las plantas que hacían la veces de viga, pero al fin consiguió tener listo su versión de un nido.
—¿Qué tal? —dijo a Ranko en cuanto hubo terminado—. No es la hamaca más bonita del mundo, pero servirá.
»Y tu… ¿vas a dormir en el suelo? —pregunto a su compañera.
—Creo… Creo que extraño el Bosque de Hongos… —Le comentó la de la trenza a su amigo, con una risita nerviosa. Ella intentaba no acelerar mucho su paso para no dejarlo atrás.
—Este sitio no esta tan mal —comento, mientras trataba de mantener el paso—, tiene su propia belleza, de un modo brutal y agotador.
La marcha se mantuvo sin mayor problema, siempre siguiendo la ribera del río. Para cuando llego el crepúsculo y habían recorrido lo que podría juzgarse como medio camino, se hizo el momento propicio para descansar. Kazuma señalo unas palmeras cerca la ribera del río que parecían formar un perímetro.
Lo primero era hacerse con fuego, para calentarse y mantener alejadas a las bestias. Al principio podrían bastarse con una pequeña llama, pero pronto el helado soplo de la noche les obligaría a incrementar el tamaño de la fogata. Luego, podrían sacar la comida y alimentarse un poco.
—Hyakunen me no mezameni yobarete… Otoko tachi wa mukau, toki no suna wo kaeru journey —canturreo Kazuma mientras entre dos de las palmeras ataba un par de cuerdas, sobre las que iría estirada una lona—. Kusari no you tsuranaru…
Tardo más de lo esperado haciendo nudos y verificando la solides de las plantas que hacían la veces de viga, pero al fin consiguió tener listo su versión de un nido.
—¿Qué tal? —dijo a Ranko en cuanto hubo terminado—. No es la hamaca más bonita del mundo, pero servirá.
»Y tu… ¿vas a dormir en el suelo? —pregunto a su compañera.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)