24/05/2020, 20:59
—Tsk. Esta bien
El hombre solo sonrió.
— Vaya par, vaya mal despertar tenéis ambas. — apuntilló mientras acababa de poner todo lo que había preparado en una bandeja. — Dime lo que te gastes y luego te lo pago, ah, y ahora que me acuerdo. Haced una copia de tu llave para Ren.
Y desapareció por donde había aparecido. Hana resopló. Y volvió a resoplar. Y entonces, decidió que lo mejor era resoplar otra vez. Miró a Ren. ¿Tan dificil era decir que no? Si ponía una excusa ligeramente creible nadie le diría nada ni la miraría mal. Ah, claro, seguramente ni una excusa es capaz de pensar.
Fue directa a la habitación a cambiarse de ropa y después al estudio a reorganizar el trabajo que tenía que hacer aquel día. Para cuando se diese cuenta, Ren ya estaría en la puerta esperandola como un buen perrito faldero. Tardaría unos cinco minutos en reunirse con ella. Y tardaría otro minuto en examinarla de arriba abajo.
Hana vestía un vestido de color rosa claro y un hermoso bordado de flores que le llegaba casi hasta las rodillas. Llevaba una rebeca de manga larga por encima, ya que el vestido era de tirantes, de apenas un tono más oscuro que el vestido. De calzado vestía unas medias largas y unos zapatos de vestir la mar de bonitos.
Frente a... chandal de su hermanastra. Ella también llevaba el pelo recogido en un moño con una horquilla de motivos florales. Su vestido además, tenía brillitos. Brillitos. ¡Ella vestía con la elegancia de una princesa! ¿Y Ren? Le había robado la ropa a un mendigo moribundo seguro.
— En fin, vamos. — decidió dejarlo pasar y salir a la calle sin más.
El hombre solo sonrió.
— Vaya par, vaya mal despertar tenéis ambas. — apuntilló mientras acababa de poner todo lo que había preparado en una bandeja. — Dime lo que te gastes y luego te lo pago, ah, y ahora que me acuerdo. Haced una copia de tu llave para Ren.
Y desapareció por donde había aparecido. Hana resopló. Y volvió a resoplar. Y entonces, decidió que lo mejor era resoplar otra vez. Miró a Ren. ¿Tan dificil era decir que no? Si ponía una excusa ligeramente creible nadie le diría nada ni la miraría mal. Ah, claro, seguramente ni una excusa es capaz de pensar.
Fue directa a la habitación a cambiarse de ropa y después al estudio a reorganizar el trabajo que tenía que hacer aquel día. Para cuando se diese cuenta, Ren ya estaría en la puerta esperandola como un buen perrito faldero. Tardaría unos cinco minutos en reunirse con ella. Y tardaría otro minuto en examinarla de arriba abajo.
Hana vestía un vestido de color rosa claro y un hermoso bordado de flores que le llegaba casi hasta las rodillas. Llevaba una rebeca de manga larga por encima, ya que el vestido era de tirantes, de apenas un tono más oscuro que el vestido. De calzado vestía unas medias largas y unos zapatos de vestir la mar de bonitos.
Frente a... chandal de su hermanastra. Ella también llevaba el pelo recogido en un moño con una horquilla de motivos florales. Su vestido además, tenía brillitos. Brillitos. ¡Ella vestía con la elegancia de una princesa! ¿Y Ren? Le había robado la ropa a un mendigo moribundo seguro.
— En fin, vamos. — decidió dejarlo pasar y salir a la calle sin más.